Escándalo en la Iglesia de Madrid: Exorcismos como fachada para el abuso
En un caso que ha sacudido a la comunidad católica de Madrid y más allá, un sacerdote de la región, identificado como E.G.G., ha sido señalado por realizar abusos sexuales a mujeres adultas bajo el pretexto de realizar exorcismos. Estas perturbadoras acciones se llevaban a cabo bajo la justificación de que era necesario expulsar demonios que supuestamente residían en partes íntimas de los cuerpos de las víctimas. Este abuso, ejecutado desde una posición de poder y espiritualidad, ha desatado un enorme descontento entre las afectadas y la sociedad en general, ante la falta de medidas legales contundentes contra el clérigo.
Durante su tiempo en el ministerio, bajo el mandato del cardenal Rouco Varela, E.G.G. ocupó posiciones de notoria responsabilidad, lo que le facilitó llevar a cabo sus atroces actos sin enfrentar consecuencias significativas. Pese a los intentos de la diócesis de Madrid por buscar una sanción desde el Vaticano, las acciones en contra del sacerdote fueron mínimas. Se le limitó en sus funciones, prohibiéndole realizar exorcismos y brindar dirección espiritual, aunque no fue retirado totalmente de su rol clerical.
Las víctimas, muchas de ellas respaldadas por el programa Repara de la diócesis de Madrid, han expresado su profunda indignación y dolor no solo por los abusos sufridos sino por la respuesta insuficiente de la Iglesia. Las medidas tomadas han sido consideradas por muchos como un simple acto simbólico que no aborda la gravedad de los hechos ni proporciona una compensación justa a quienes han sido directamente afectados. Además, la diócesis ha utilizado términos como “conductas imprudentes” para describir los actos, evitando reconocer explícitamente los acontecimientos como abusos sexuales, lo que ha exacerbado la sensación de injusticia entre las víctimas.
En un intento por sanar las heridas abiertas y avanzar hacia una cultura de respeto y buen trato, la diócesis de Madrid ha organizado un acto público de reconocimiento y ofrecimiento de perdón en la catedral de La Almudena. Sin embargo, este gesto es percibido por las víctimas y la opinión pública como insuficiente frente a la magnitud de los daños causados.
Este caso subraya la urgente necesidad de que la Iglesia y sus instituciones adopten medidas reales y eficaces para prevenir este tipo de abusos, garantizar justicia y apoyo a las víctimas, y restablecer la fe en una institución profundamente sacudida por escándalos de abuso sexual. La comunidad exige un cambio significativo que vaya más allá de los actos simbólicos y se traduzca en acciones concretas de protección y justicia para las víctimas.