El Congreso del Partido Popular Europeo (PPE), que se celebrará en Valencia el 29 y 30 de abril, se presenta como un momento crucial para Alberto Núñez Feijóo y para el futuro del partido en la escena internacional. En esta cita, se espera la reelección de Manfred Weber como líder del grupo, así como la participación de figuras destacadas como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Friedrich Merz, futuro canciller alemán. Sin embargo, el evento se encuentra envuelto en controversia debido a la presencia del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, lo que ha generado inquietud dentro del PP tanto a nivel nacional como en la delegación española en Bruselas.
La confirmación de asistencia de Mazón ha suscitado dudas sobre cómo su imagen podría afectar la proyección internacional del congreso, un evento diseñado para colocar a Feijóo en el centro del escenario político. Algunos dirigentes consideran que su participación podría manchar la reputación del acto, señalando que «este tipo de espectáculos no dará una buena imagen internacional». A pesar de estas preocupaciones, desde la dirección del PP se ha argumentado que es habitual que las autoridades autonómicas asistan a este tipo de eventos y que no acudir sería visto como un reconocimiento de culpabilidad.
El desafío principal será que Mazón no desvíe la atención del evento. Las expectativas son que su intervención se limite a un saludo protocolario sin intervenciones ni discursos. Esta necesidad de mantener el protocolo cobra relevancia dado que el congreso coincide con el sexto aniversario de la tragedia provocada por la DANA, lo que ha llevado a la programación de una manifestación en su contra un día antes del inicio del evento.
Feijóo, quien asistirá plenamente al congreso tras una reprogramación de los plenos en el Congreso, había intentado trasladar el evento a Madrid para evitar la incomodidad de compartir protagonismo con Mazón, aunque su intento fue percibido más como un gesto de política interna que una cuestión de logística. A pesar de que muchos consideran que la carrera política de Mazón está prácticamente finalizada, la cúpula del partido prefiere mantener una postura cautelosa ante el futuro y evitar movimientos que puedan ser considerados prematuros o imprudentes.
La situación se complica aún más por el ambiente judicial que rodea a la Generalitat; la declaración de la exconsellera Salomé Pradas, que no implicó a Mazón, ha aportado cierto alivio, pero el partido sigue expectante a posibles nuevos desarrollos en la investigación. Mientras tanto, el PP ha apoyado los presupuestos valencianos negociados con Vox, una maniobra que busca proporcionar estabilidad en la legislatura sin provocar cambios abruptos en la estructura interna del partido.
El congreso, que debería haber servido como un trampolín para Feijóo hacia el reconocimiento europeo, se ha convertido en un escenario donde el partido enfrenta el reto de no dejarse ahogar por los problemas locales y poder comunicar un mensaje global coherente y sólido.
