En un movimiento legal sin precedentes, el sindicato Manos Limpias ha interpuesto una querella contra la reconocida Bárbara Rey por la presunta comisión de un delito de revelación de secretos. Esta acción legal se sustenta en la difusión de grabaciones privadas que contienen conversaciones entre Rey y el rey emérito de España, Juan Carlos I. La querella, depositada en el Juzgado de Instrucción de Madrid, acusa a Bárbara Rey de vulnerar la privacidad de Juan Carlos I al hacer públicos estos audios.
Miguel Bernad Remón, secretario general de Manos Limpias, subraya que la publicación de estas conversaciones infringe claramente el artículo 197 del Código Penal español. Este artículo establece sanciones severas —hasta cuatro años de prisión y multas significativas— para aquellos que divulguen información personal sin el consentimiento explícito de las partes implicadas. Los audios, que inicialmente fueron revelados por Ok Diario y posteriormente distribuidos por otros medios, contienen no solo interacciones íntimas sino asuntos que conciernen al Estado, incrementando la gravedad del asunto.
El escándalo amenaza con escalar, puesto que existen indicios de más grabaciones y vídeos que aún no han salido a la luz. Según reportes, estos registros fueron realizados en el hogar de la exvedette y contienen material que podría perjudicar aún más la imagen de Juan Carlos I. Se sabe que Ángel Cristo Jr., hijo de Bárbara Rey, estuvo involucrado en la captura de estos vídeos, lo que agrega una capa adicional de complejidad al caso.
En medio de las controversias, surge información sobre la llamada Operación Persa, un esfuerzo orquestado para sofocar la distribución de cualquier material comprometedor sobre la relación entre Bárbara Rey y el rey emérito. Circulan rumores de que, en las décadas de los 90, se efectuaron pagos secretos para asegurar el silencio de Rey, en un intento por proteger la dignidad y estabilidad de la monarquía española frente a posibles escándalos.
Este torbellino de eventos no solo reaviva el interés mediático en las dinámicas privadas del rey emérito sino que también plantea serias preguntas sobre las implicaciones potenciales para la Corona española. Los acontecimientos siguen desarrollándose, y la atención pública permanece enfocada en las futuras revelaciones que puedan surgir de este caso sin parangón.