Tras lograr el campeonato de América por segunda vez consecutiva, el equipo argentino regresó al país desde Miami, donde fueron recibidos con gran expectación. Sin embargo, la felicidad por el triunfo se encontró con una propuesta no muy bien recibida por parte de Javier Milei, que buscaba asociar el éxito del equipo a su proyecto de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Este intento no tuvo el efecto deseado, ya que el plantel decidió mantenerse alejado de cualquier implicación política.
La mayoría de los jugadores, junto con el cuerpo técnico, llegaron al país, mientras estrellas como Lionel Messi se quedaron en Miami para tratar una lesión y Emiliano “Dibu” Martínez regresó a Inglaterra para unirse a su club. Otros jugadores emblemáticos, entre ellos Ángel Di María, también se dirigieron a sus domicilios particulares evitando cualquier contacto público masivo.
El episodio que involucraba a Milei generó cierta controversia, desencadenando una serie de reacciones tanto en el ámbito público como en el privado. A través de un tuit que causó revuelo, Milei intentó capitalizar el éxito del equipo para beneficio de su propuesta política, algo que no fue bien visto ni por los jugadores ni por la gran parte de la audiencia que prefiere mantener el deporte alejado de la política.
Esta intención de Milei de vincularse con la selección y por ende, gozar de una parte de su éxito, se semeja a maniobras políticas pasadas, donde figuras como Alberto Fernández también intentaron asociarse a triunfos deportivos. La falta de una invitación formal y la posterior decisión del equipo de evitar cualquier encuentro público con Milei subraya la preferencia del conjunto por mantener sus celebraciones y logros fuera del espectro político, un gesto que resalta su deseo por preservar la pureza del deporte lejos de cualquier influencia externa.
La estrategia de Milei de comparar su situación con otros escenarios internacionales, como el rechazo de la selección española a Pedro Sánchez, no logró desviar la atención de su intento fallido por involucrarse con los campeones de América. La reacción general ante este suceso refleja un claro deseo tanto de los jugadores como de la sociedad por disfrutar de los logros deportivos sin que estos sean empañados por la política.
En suma, la selección argentina continúa celebrando su éxito en privado, alejándose conscientemente de la revuelta política, reflejando así su compromiso con el deporte por encima de cualquier otra consideración.