Una década después del caso que estremeció a Galicia: la incógnita permanente sobre el trágico destino de Asunta Basterra Porto
Han pasado ya diez años desde aquel inquietante suceso que consternó a la comunidad gallega y cuyos ecos resuenan hasta hoy: el asesinato de Asunta Basterra Porto. En septiembre de 2013, el cuerpo de esta niña de 12 años fue descubierto en una pista forestal de Teo, no lejos de Santiago de Compostela, desvelando un crimen brutal que, ante la incredulidad de muchos, fue perpetrado por sus propios progenitores, Rosario Porto y Alfonso Basterra, quienes recibieron cada uno una condena de 18 años de prisión.
Recientemente, el caso ha sido objeto de renovado interés gracias a una serie documental de Netflix, a programas de televisión y a nuevas publicaciones que buscan desentrañar algunos de los aspectos menos comprendidos de este crimen espeluznante. En particular, se ha revisado la condición mental de Rosario Porto, un factor previamente menos explorado, y que algunos especulan podría haber tenido un papel central en el desenlace trágico de Asunta.
Mark Guscin, autor de “Lo que nunca te han contado sobre el caso Asunta” y quien logró un acceso inédito a Rosario Porto mediante entrevistas en la cárcel, ha compartido importantes reflexiones que arrojan luz sobre la personalidad y el estado emocional de Porto. Sus comentarios, difundidos a través del programa “TardeAR” de Telecinco, destacan una imagen sorprendentemente normal de Porto que posteriormente se desveló como profundamente afectada por los hechos.
El motivo detrás del asesinato sigue siendo un misterio que despierta diversas teorías. Se ha especulado desde razones económicas hasta posibles celos o secretos insondables que Asunta pudiera haber conocido. La hipótesis propuesta por Guscin, que sugiere un abuso por parte de Alfonso Basterra, sigue sin encontrar respaldo en evidencias decisivas, manteniendo el caso abierto a conjeturas.
El trágico relato de Asunta Basterra Porto continúa vivo en el recuerdo colectivo, representando una tragedia difícil de comprender y un recordatorio de las falencias del sistema para proteger a uno de sus miembros más vulnerables. Las investigaciones actuales y futuras podrían eventualmente proporcionar las respuestas que la sociedad espera. No obstante, a una década de la desaparición de Asunta, el caso permanece plagado de incertidumbres, manteniendo el interés y la conmoción públicos vivos.