En una valiente aparición en «El hormiguero», el popular showman catalán, Àngel Llàcer, compartió una experiencia que le cambió la vida, tras enfrentarse a una infección bacteriana potencialmente mortal que casi le cuesta la pierna y la vida. Llàcer detalló cómo un virus estomacal, contraído durante un viaje a Vietnam, se complicó drásticamente, evolucionando a una fascitis necrotizante —una destructiva infección que devasta el tejido blando— lo que le obligó a someterse a varias cirugías de emergencia.
Con una honestidad conmovedora, el showman narró el escalofriante proceso desde el inicio de los síntomas hasta el punto crítico de su situación. «La bacteria había entrado en la sangre… era cuestión de vida o muerte», relató Llàcer, describiendo la determinación de los médicos de proceder con la cirugía como una lucha desesperada por su supervivencia. Para salvarle la vida, los cirujanos tuvieron que realizar múltiples operaciones, eliminando el 30% del músculo de su gemelo mediante un proceso que implicaba «raspar» el tejido infectado.
Durante su recuperación, Llàcer se enfrentó a la realidad de su mortalidad, llegando a tomar medidas extremas como despedirse de sus seres queridos y preparar su testamento, una revelación que impactó profundamente a Pablo Motos, el presentador del programa, y al público por igual. Estas acciones reflejaron la seriedad de su condición y el doloroso camino que tuvo que recorrer.
Sin embargo, a pesar de los oscuros momentos que vivió, Llàcer se mantiene enfocado en lo positivo que esta dura experiencia le dejó. Con la sabiduría obtenida a través de esta prueba de fuego, reflexionó: «Ha sido el peor año de mi vida, pero también el mejor», reconociendo un cambio fundamental en su perspectiva de vida y sus prioridades. La historia de su recuperación se convierte en un viaje de auto-descubrimiento y gratitud, donde el énfasis en ralentizar, valorar el momento presente y perseguir lo que realmente importa resuena como un poderoso mensaje de esperanza y fortaleza.
La conmovedora narrativa de Àngel Llàcer acerca de terror, supervivencia y una transformación personal significativa, no solo destaca la fragilidad de la vida humana sino que también se erige como un faro de inspiración para aquellos que experimentan sus propias luchas. Su historia enfatiza que incluso de los desafíos más severos pueden emerger lecciones vitales y una nueva apreciación por la vida.