La última temporada del popular programa de Telecinco, «Vamos a ver», ha dado mucho de qué hablar desde su estreno, gracias en parte al nuevo fichaje de Alejandra Rubio, pero más aún debido a su tumultuosa interacción con el colaborador Alessandro Lequio, famoso por sus críticas hacia Rubio, su entorno y su pareja. Aunque los primeros días del programa prometieron un ambiente de cordialidad, el escenario cambió drásticamente, evidenciando tensiones relacionadas directamente con las dudas sobre la profesión de Carlo Costanzia, pareja de Rubio.
La controversia comenzó a adquirir relevancia cuando se cuestionó la ausencia de Costanzia en un evento de moda relacionado con Mar Flores, su madre. La reticencia de Rubio a discutir los detalles de esta ausencia se vio exacerbada por las críticas de Lequio, poniendo el asunto en primer plano durante la reciente transmisión. La tensión escaló cuando Rubio, presente en el plató, arremetió contra Lequio y el programa mismo, airada por los comentarios emitidos a su espalda, especialmente aquellos dirigidos a su pareja y familia. Rubio catalogó de «falsedad» el comportamiento de Lequio.
El debate alcanzó un nivel personal al abordar los comentarios de Lequio sobre el rol de Costanzia en la serie «Toy Boy», con Rubio defendiendo vehementemente a su pareja. A pesar de los esfuerzos de Lequio por desviar el tema, el debate se intensificó, con Rubio argumentando sobre la dignidad en el trabajo frente a las críticas de Lequio.
La situación llevó a la intervención de otro colaborador, Joaquín Prat, quien intentó mediar en el conflicto, especialmente frente a las alegaciones de Rubio sobre la limitación de compartir detalles del trabajo de Costanzia debido a su participación en un docurreality. Este episodio subrayó la tensa atmósfera no solo entre los miembros del panel sino también respecto a la gestión de la privacidad y el respeto a los límites personales en televisión.
La evolución de esta tensión y su impacto en la dinámica del programa serán aspectos a seguir en los próximos episodios, marcando un antes y un después en la relación entre los colaboradores y cómo se maneja la privacidad en el ámbito público televisivo. Este clash entre Rubio y Lequio ha roto la aparente cordialidad, dejando a la audiencia expectante sobre cómo se desarrollará esta convivencia en el futuro.