En un giro inesperado en la política española, Santiago Abascal, el líder de Vox, ha declarado la finalización de su alianza con el Partido Popular (PP) en cinco comunidades autónomas: Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia, Aragón y Extremadura. Este anuncio, que fue realizado con un considerable retraso respecto a la hora prevista, llega tras un período de creciente tensión entre los dos partidos de derecha, detonado por discrepancias en la gestión de la acogida de 347 menores migrantes desde Canarias y Ceuta hacia diversas regiones españolas.
En estas cinco comunidades, Vox es parte integral de los gobiernos junto al PP, ostentando 12 consejerías y cuatro vicepresidencias en total. La decisión de romper, atribuida directamente por Abascal a la dirección de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP, ha precipitado una respuesta inmediata por parte de los gobiernos regionales involucrados. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, el presidente Carlos Mazón (PP) ha convocado una reunión de emergencia para evaluar las consecuencias de la salida de Vox de la coalición gobernante.
La respuesta de Vox también ha sido rápida en otras regiones, con la cancelación de todos los actos oficiales planificados por sus consejeros en Murcia y Aragón, marcando un claro gesto de desaprobación y disensión. En Murcia, los miembros de Vox no asistieron a la reunión semanal del Consejo de Gobierno, mientras que en Aragón suspendieron todas sus actividades del día.
El conflicto tiene su origen en el desacuerdo sobre cómo abordar la llegada y el reparto de menores migrantes, una situación que ha exacerbado las tensiones preexistentes entre ambas formaciones. Vox ha sido un crítico feroz de la disposición del PP a seguir adelante con esta medida, a la que consideran inaceptable, señalando el influjo de Feijóo como factor decisivo para la adopción de la misma por parte de los presidentes autonomías.
La fractura entre Vox y el PP amenaza no solo con alterar el panorama político regional en las comunidades afectadas, sino también con sentar precedentes en la dinámica de colaboración entre ambas fuerzas a nivel nacional. Santiago Abascal ha reiterado su firmeza en no participar en lo que considera decisiones contrarias al interés de España, destacando el compromiso de su partido con sus propios principios y valores.
Con este tenso escenario de fondo, el futuro político y la configuración de nuevas alianzas en España permanecen inciertos, mientras ambos partidos replantean sus estrategias frente a estos recientes acontecimientos. El impacto de esta decisión se sentirá en las próximas semanas, con el posible reajuste de fuerzas políticas tanto a nivel regional como nacional, poniendo a prueba la estabilidad y la cohesión de las coaliciones de derecha en España.