La reciente emisión del programa «De Viernes» se vio marcada por un intenso momento de controversia y confrontación. Durante la transmisión, Maite Galdeano, figura pública y madre de Sofía Suescun, famosa por su victoria en «Supervivientes 2018», enfrentó duras críticas por parte de su hijo Cristian Suescun. En un momento lleno de emoción, Cristian compartió experiencias personales sobre los tratos hostiles y la violencia física que alega haber sufrido bajo el cuidado de su madre, dejando entrever el profundo impacto emocional que estos han tenido en su vida, confesando sentirse «como una mierda».
La situación escaló cuando Galdeano intentó defenderse con declaraciones y comparaciones que resultaron ser contraproducentes, ganándose el reproche de Terelu Campos, colaboradora del show. Campos criticó abiertamente la actitud y los comentarios de Galdeano, cuestionando su idoneidad como madre y la pertinencia de sus justificaciones.
El momento de tensión creció cuando Maite trató de atacar con comentarios hacia Terelu Campos y otros participantes del programa, lo cual fue interrumpido por la intervención del presentador Santi Acosta. Este último recordó a Galdeano y al público la importancia de mantener el respeto y seguir el formato del programa, diseñado para ofrecer un espacio de escucha y diálogo.
Este incidente no solo resaltó la problemática relación entre Maite Galdeano y sus hijos, sino que también puso en tela de juicio la actitud de ciertos participantes en el programa hacia comportamientos familiares inapropiados. La discusión generada subraya el desafío de equilibrar la libre expresión con la responsabilidad de hacerlo de manera respetuosa, especialmente cuando se tratan temas familiares sensibles ante el público.
El episodio provocó un debate más amplio en torno a la violencia doméstica y el impacto de las relaciones familiares en la salud mental. A través de esta controversia, «De Viernes» ha dejado en claro la necesidad de abordar estos temas difíciles de manera abierta y constructiva, remarcando la importancia de la empatía, el respeto y la comprensión en cualquier discusión pública. Este evento recalca cuán vital es enfrentar las heridas emocionales, a menudo ocultas, para fomentar un ambiente de comprensión y cuidado mutuo.