En una reciente revelación, Silvia Intxaurrondo, destacada presentadora de La Hora de La 1, ha sacado a la luz una serie de presiones políticas ejercidas en su contra, específicamente por parte de las formaciones del Partido Popular y Vox. La periodista, conocida por su estrecha vinculación con los valores de la transparencia y la imparcialidad periodística, ha señalado que las tácticas de presión no se han manifestado a través de llamadas o comunicaciones directas, sino más bien mediante una vociferante campaña en redes sociales y la utilización de preguntas parlamentarias para poner en tela de juicio su profesionalismo y ética laboral.
Intxaurrondo ha denunciado que, en el lapso de los últimos seis meses, ha sido objeto de cincuenta preguntas parlamentarias relacionadas con su labor en la Comisión de Control Parlamentario de RTVE, interpuestas por el Partido Popular y Vox. Esta situación, según la periodista, la ha convertido en un blanco político sin precedentes, marcando una clara estrategia de discrepancia política.
Un episodio que resalta la tensión entre la presentadora y el Partido Popular ocurrió tras una entrevista realizada a Alberto Núñez Feijóo. Posterior a este encuentro, el PP decidió cesar su participación en el programa conducido por Intxaurrondo, acción que, según la presentadora, evidencia una incomodidad con un periodismo crítico y preguntón.
Pese a la intensa campaña de desprestigio y las notorias ausencias en su programa, Intxaurrondo mantiene su postura de no dejarse intimidar ni influenciar por las acciones dirigidas a minar su credibilidad y la imparcialidad de su trabajo. La presentadora se sostiene firme en su compromiso con la ética periodística, asegurando que su programa continúa con las puertas abiertas para todos los partidos políticos, incluido el Partido Popular, a los cuales invita a retomar el diálogo y la participación.
Esta serie de eventos resalta no solo las fricciones entre medios de comunicación y espacios políticos, sino también la resiliencia de periodistas como Silvia Intxaurrondo, que, pese a las presiones y campañas de desprestigio, se mantienen fieles a su compromiso de reportar con transparencia y objetividad.