En un fallo sin precedentes, un tribunal en Baleares ha dictaminado una condena de 13 años y seis meses de prisión a un hombre por cometer agresiones sexuales reiteradas contra la hija menor de su pareja. Este terrorífico episodio, que se desarrolló a lo largo de unos diez años, ha dejado una huella imborrable en la víctima y ha conmovido profundamente a toda la comunidad.
La Audiencia Provincial de Baleares, en su resolución, además ha ordenado al agresor pagar 30.000 euros en concepto de indemnización por el daño moral causado a la víctima. Se añade a la sentencia una orden que prohíbe al condenado acercarse o comunicarse con la víctima por un periodo de 22 años, asegurando así la protección y el bienestar futuro de la joven afectada.
Durante el juicio se reveló que el agresor hizo uso de intimidación y violencia física contra la menor, forzándola a mantener en secreto la serie de abusos bajo amenazas de graves consecuencias si su madre llegase a descubrir la verdad. Esta manipulación y abuso emocional suma gravedad al ya de por sí deplorable acto de violencia.
La corte destacó que se aprovecharon de la vulnerabilidad de la víctima, situándola en una terrible disyuntiva dada la confianza y la superioridad que el agresor ostentaba en el seno del hogar, que debería haber sido un espacio seguro para ella. Entre los 8 y los 16 años, la joven sufrió en silencio los abusos, conviviendo bajo el mismo techo con su agresor y otros miembros de la familia, quienes vivían ajenos a la horrenda realidad.
Otro elemento perturbador es que la víctima ya había sido marcada por incidentes de maltrato previos por parte de su madre, subrayando un círculo vicioso de violencia y desprotección.
El declaración judicial puede ser aún objeto de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, lo que señala que este trágico asunto podría tener aún más episodios.
Este lamentable caso subraya la urgencia de atender y proteger a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, de estar alertas y actuar ante cualquier indicio de violencia doméstica con el objetivo de que los perpetradores sean llevados ante la justicia. Se enfatiza la importancia de la solidaridad comunitaria y la vigilancia como componentes clave en la lucha contra la violencia de género y en la protección de los derechos de niños y adolescentes.
