En el otoño de 2001, las pantallas de televisión española fueron testigos del nacimiento de un fenómeno que marcaría un antes y un después en el entretenimiento nacional. Operación Triunfo, con su innovadora mezcla de academia musical y concurso de talentos transmitido en vivo, inmediatamente capturó la atención y el corazón de la audiencia. Jesús Vázquez, presentando el programa, se convirtió rápidamente en una figura clave, facilitando una emotiva conexión entre los jóvenes concursantes y los millones de espectadores que sintonizaban cada semana.
Este formato, que introducía a España la dinámica de votaciones del público para decidir quién continuaría en competencia, se convirtió en un espacio esencial en la programación televisiva, caracterizado por su capacidad de generar espectáculo y emoción cada lunes por la noche. Pero fue Rosa López, de Granada, quien, con solo veintidós años, se alzaría como el símbolo de esa primera edición, alcanzando el triunfo en un evento que capturó la atención de 12,8 millones de espectadores, cifra récord para la época.
El programa no solo fue un trampolín para la carrera de Rosa, sino también para otros participantes como David Bisbal y David Bustamante, quienes, aunque no ganaron, aprovecharon la plataforma para lanzar exitosas carreras en el mundo de la música. Mientras tanto, Operación Triunfo aseguraba su lugar en la cultura popular española, no solo como un concurso, sino como un verdadero fenómeno social que ofrecía una nueva forma de entretenimiento.
Más allá de los escenarios y las cámaras, el impacto de Operación Triunfo se extendió al sector discográfico con el lanzamiento de álbumes como «Operación Triunfo Canta Disney», que alcanzó ventas espectaculares y consolidó aún más el éxito del formato. Este proyecto no solamente celebraba la música y el talento emergente, sino que también encarnaba una causa social, reforzando su impacto positivo más allá de la música y el entretenimiento.
Aunque las ediciones futuras de Operación Triunfo buscaron replicar el éxito de la primera, ninguna logró capturar completamente la magia del debut del programa, un testimonio del carácter único y revolucionario de aquel primer experimento televisivo. Sin embargo, su legado permanece indeleble, no solo en los récords y en las carreras lanzadas desde su plataforma, sino también en cómo redefinió el concepto de los talent shows en España, estableciendo un precedente imposible de ignorar. Operación Triunfo demostró que la televisión podía ser un espacio de descubrimiento, emoción y participación colectiva, un legado que perdura en cada nota musical emanada de su escenario.


