En un contexto reciente marcado por los efectos devastadores de una DANA en varias comunidades valencianas, el debate sobre la gestión de emergencias y la difusión de información se ha intensificado, encontrando un peculiar campo de discusión en el programa de televisión «Todo es mentira», conducido por Risto Mejide. La polémica iniciativa surgió ante el cuestionamiento del retardo en la emisión de alertas móviles por parte de las autoridades valencianas, quienes activaron dichas notificaciones pasadas las 20:00 horas, cuando los efectos del fenómeno ya eran patentes entre la población.
Este tema ha vehiculizado un intenso debate en el programa, no solo por las implicaciones de la gestión de la emergencia sino también por tocar un nervio sensible en la experiencia personal de Mejide con las DANA. Cabe recordar una situación anterior donde, ante una alerta en Madrid que resultó ser menos grave de lo anticipado, Mejide tomó la decisión personal de abandonar un restaurante, acto que posteriormente le valió críticas y burlas en redes sociales. Esto resalta la importancia de la seriedad con la que deben ser tratadas estas alertas, según el presentador.
La controversia escaló cuando Mejide denunció ser víctima de un montaje en redes sociales que tergiversaba su reacción ante las alertas de DANA, intentando pintarlo en una luz negativa. Tal incidente subraya la problemática de la manipulación de información en el ámbito digital, una cuestión que fue ampliamente condenada por el presentador, quien hizo un llamado a la responsabilidad y a la verificación de información antes de su difusión.
Más allá de los debates mediáticos y la polémica en redes, el episodio ha servido para poner de manifiesto la necesidad de una mejor preparación y respuesta frente a emergencias climáticas. La importancia de una comunicación rápida y efectiva de alertas, junto con la educación sobre los riesgos relacionados con fenómenos climáticos extremos, se han identificado como aspectos cruciales para garantizar la protección y seguridad de las poblaciones vulnerables a eventos adversos en el futuro. En este sentido, programas como «Todo es mentira» se convierten en plataformas esenciales para la discusión y reflexión sobre cómo nuestras sociedades pueden y deben mejorar en la gestión de riesgos y crisis.