La comunidad educativa y artística de Madrid se encuentra en estado de conmoción tras el sorpresivo anuncio del cierre del Centro Internacional de Fotografía y Cine (EFTI), una reconocida institución que desde su fundación en 1987, se había consolidado como un pilar en la formación de profesionales en fotografía y cine. El abrupto anuncio, realizado la pasada noche del viernes, ha dejado a más de 200 individuos, incluyendo estudiantes y profesorado, enfrentando un futuro incierto.
El EFTI, conocido por su oferta académica de alto nivel y su contribución a la cultura artística, se ve obligado a cerrar sus puertas y entrar en un concurso de acreedores, situación que ha causado descontento y consternación generalizada entre su comunidad. Estudiantes, quienes han invertido entre 10.000 y 30.000 euros en su educación, ahora se encuentran en una situación precaria, lidiando con la pérdida de su tiempo, dinero, y la posibilidad de culminar su formación académica.
Las reacciones no se han hecho esperar, con quejas y denuncias públicas en aumento, apuntando particularmente a la gestión de EFTI por parte de sus directivos, José Luis Amores y Agustín Pérez de Guzmán. Se les critica por la continuación de cobros por matrículas de cursos que nunca llegarían a comenzar, y por meses de falta de pago al personal docente.
Las historias personales de afectación son muchas y variadas. Manlio Molina, por ejemplo, relata cómo su inversión de más de 15.000 euros en un Máster Internacional de Dirección de Fotografía en Cine se ha esfumado, poniendo en riesgo incluso su situación legal en España. Otros estudiantes, como Francesco Bertelli y Juan José Arias, comparten sentimientos similares de pérdida financiera y decepción.
Asimismo, el impacto se extiende al cuerpo docente y colaboradores de la institución, quienes expresan su desolación ante la inesperada situación. Esther Ramón y José Antonio Díaz, por ejemplo, resaltan la pasión y dedicación volcadas en la institución a lo largo de los años, destacando el sentir de traición hacia la comunidad de EFTI.
Este lamentable cierre destaca no solo los retos financieros y administrativos de la institución, sino también la alarmante falta de salvaguardas para proteger a aquellos más vulnerables dentro del ámbito educativo. Con llamamientos a tomar acciones legales y una creciente solidaridad entre los afectados, la situación plantea un momento de reflexión sobre el futuro de la educación especializada en el arte en Madrid, marcando un triste final para una era en el aprendizaje artístico de la ciudad.