A los 89 años, Pablo irrumpió con una vitalidad contagiosa en el plató de «First Dates», demostrando que ni la edad frena el deseo de encontrar compañía y vivir intensamente cada momento. Al revelar su edad, a muchos les costaba creer que realmente tuviera tantos años, algo que a Pablo le provocaba una sonrisa de satisfacción. Su participación era más que buscar pareja; era una declaración de su intención de disfrutar la vida al máximo, sin importar los años.
Carlos Sobera, el carismático presentador, no pudo ocultar su asombro al conocer que Pablo había estado casado por 64 años, comentándole que era “hombre de una sola mujer”. Sin embargo, Pablo, con una chispeante sonrisa y una cerveza en mano, dejó claro que, a lo largo de su vida, ha tenido numerosas aventuras, sugiriendo una vida rica en experiencias amorosas más allá de su largo matrimonio.
Pablo buscaba a alguien más joven, no por vanidad, sino por el deseo de compartir su tiempo con alguien que se mantuviera en buena salud, recordando con tristeza a una pareja reciente que falleció después de cuatro años juntos. Expresó su deseo de encontrar a una mujer entre 70 y 73 años, que, al igual que él, tuviera un buen aspecto físico. Era importante para él que su futura compañera no pareciera necesitar la asistencia que sugiere llevar un «garrote», expresándolo de forma jocosa para describir su expectativa.
Sin embargo, la cita que le fue asignada en el programa no cumplió con sus expectativas. La intención de ambos por encontrar pareja no fue suficiente para que se produjera un clic entre ellos. Durante la ceremonia de decisión, el momento incómodo de tener que preguntarle el nombre a su cita dejó claro a los espectadores que no había habido una conexión real. Al final, ambos acordaron no seguir adelante con una segunda cita.
Pablo abandonó «First Dates» con un sentimiento agridulce. A pesar de no haber encontrado lo que buscaba, su paso por el programa recalca una verdad universal: el deseo de amar y ser amado no entiende de edades y permanece vivo en nosotros, independientemente de cuántos años tengamos. Su historia es un recordatorio emotivo y poderoso de que la búsqueda de amor y conexión sigue siendo vital en todo momento de nuestras vidas, un mensaje inspirador tanto para los jóvenes como para quienes se encuentran en la plenitud de la tercera edad.