Con la llegada del verano, las altas temperaturas y la humedad facilitan el incremento de plagas como las moscas, los mosquitos, las cucarachas o los roedores. Entomólogos destacan las repercusiones de la globalización y el cambio climático en la proliferación de estas plagas, subrayando la relevancia de las empresas especializadas en control de plagas para combatir y prevenir eficazmente su expansión.
Según datos del Ministerio de Industria y Turismo, España sigue siendo un destino predilecto para turistas internacionales, con una notable afluencia durante el verano. El año pasado, el país recibió a 85 millones de turistas internacionales, cifra que se espera superar este año. Sin embargo, este incremento turístico impacta en los ecosistemas locales, facilitando la proliferación de plagas como las chinches.
Rentokil Initial, una empresa dedicada al control de plagas, apunta que la globalización y el crecimiento en el tráfico de personas y mercancías han contribuido al resurgimiento de las chinches en Europa y EE.UU. desde principios de los años 2000. La reactivación del turismo a niveles prepandemia, especialmente, provocó un notable aumento de chinches en Francia el año pasado.
El proceso de globalización también ha permitido la llegada de diversas especies invasoras de áreas tropicales, que han encontrado un hábitat adecuado en latitudes más septentrionales debido al cambio climático.
El cambio climático desempeña tres papeles cruciales: la progresiva tropicalización del sur de Europa, el adelanto de las fases de los ciclos biológicos y la existencia de inviernos suaves con veranos prolongados. Estas condiciones facilitan la mayor actividad reproductiva de las plagas, incrementando su número. Un ejemplo es la oruga procesionaria del pino, cuyo descenso a la tierra, que solía ocurrir en primavera, ahora puede verse a principios de febrero.
La prolongación de la temporada estival no solo beneficia el número de visitantes, sino también la actividad de mosquitos, chinches y cucarachas. Hoy en día, es común encontrar mosquitos en marzo o abril, meses antes de lo habitual.
A pesar de estos desafíos, expertos en control de plagas abogan por planes de prevención y control en lugar de erradicación total. El objetivo no es eliminar todas las plagas, sino controlar su población para que no representen un riesgo para la salud pública. Aunque los mosquitos tienen mala reputación, también contribuyen a la polinización, recordaron desde Rentokil Initial.
En definitiva, aunque la tropicalización de la península favorece la proliferación de plagas y el turismo dificulta su control, no es motivo para entrar en pánico. La prevención y el control adecuado pueden mitigar los riesgos asociados con estos insectos y roedores.