La noche de reencuentros en Telecinco trajo consigo no solo la reunión de figuras públicas como Lydia Lozano y Rocío Flores, sino también el esperado retorno de Montoya. Conocido por su participación en reality shows que le catapultaron a la fama, especialmente tras su paso por «La isla de las tentaciones», Montoya decidió compartir en el programa «¡De viernes!» una profunda reflexión sobre su viaje personal, marcado por desafíos y revelaciones.

Alejado de las cámaras tras su experiencia en «Supervivientes 2025», Montoya reveló haber pasado por un periodo de considerable introspección. Esta pausa mediática fue motivada por su preocupación por la salud mental, un tema que lo llevó a ausentarse del debate final de dicho programa y a replantearse su relación con la fama y el éxito. «El límite es el límite», expresó, destacando cómo su bienestar emocional y su paz interior se habían visto comprometidos por la constante exposición pública.

El momento más emotivo de su relato ocurrió al recordar unas vacaciones con sus padres. Mientras ellos disfrutaban de la playa, él se encontró contemplando la posibilidad de que su vida careciera de sentido, una experiencia que lo confrontó con su vulnerabilidad y la búsqueda de propósito más allá de la fama. Este episodio, compartido entre lágrimas, resalta la compleja relación de Montoya con su rápida ascensión a la notoriedad.

A pesar de su amor por la música y el fútbol y de agradecer las puertas que la televisión le abrió, Montoya hizo énfasis en que la satisfacción personal no siempre es consecuencia del reconocimiento público. «La salud y la familia son lo que yo priorizo, lo demás viene solo», afirmó, subrayando la importancia de atender a la salud mental y de tener una red de apoyo en los momentos difíciles.

Su reaparición en televisión, cargada de sinceridad y vulnerabilidad, ofrece no solo un vistazo a su proceso de recuperación, sino también un mensaje de esperanza para aquellos que puedan encontrarse en situaciones similares. Montoya emerge como un ejemplo de resiliencia, recordándonos la importancia de enfrentar nuestras batallas personales y la valentía de hacerlo públicamente, con el fin de inspirar a otros.