En una era donde la tecnología avanza a pasos agigantados, el debate sobre la efectividad de mantener centros de datos On-Premise versus la migración a soluciones externas es cada vez más relevante. Varias empresas, grandes y pequeñas, se encuentran en una encrucijada, evaluando la pertinencia de sus infraestructuras de datos actuales ante las crecientes demandas de un entorno digital en constante evolución.
La capacidad y escalabilidad emergen como razones cruciales para reconsiderar el modelo tradicional de centros de datos. Las empresas en crecimiento encuentran cada vez más limitaciones en sus estructuras On-Premise, desde problemas de espacio hasta la incapacidad de adaptarse rápidamente a las exigencias del mercado sin incurrir en significativos costos y retrasos. Centros de datos externos o soluciones de colocation prometen una flexibilidad y expansión mucho más ágiles, según expertos en infraestructura cloud como David Carrero, cofundador de Stackscale (Grupo Aire).
La seguridad y la confiabilidad son también factores de suma importancia. Los datos son el activo más preciado en el mundo empresarial actual, y mantenerlos seguros frente a potenciales brechas se ha convertido en una prioridad. Los centros de datos especializados brindan niveles avanzados de protección no siempre alcanzables por instalaciones On-Premise, desde videovigilancia y control de acceso biométrico hasta sistemas de redundancia.
La eficiencia energética representa otro punto de consideración. Los costos asociados al mantenimiento, electricidad y refrigeración en centros de datos propios pueden ser sustancialmente altos, sin mencionar la huella de carbono que conllevan. La opción de moverse a un centro de datos profesional no solo podría significar un ahorro en términos monetarios sino también una operación más amigable con el medio ambiente.
La ubicación geográfica y el cumplimiento normativo pueden incidir significativamente en la decisión de migrar a un centro de datos externo. La proximidad a los usuarios finales puede mejorar la latencia del servicio, mientras que las regulaciones sectoriales o las leyes de protección de datos en ciertas jurisdicciones pueden imponer requisitos estrictos sobre dónde y cómo se almacenan los datos.
Además, la capacidad de recuperación ante desastres y la continuidad del negocio son factores que pesan en la balanza. Los centros de datos profesionales están diseñados para resistir y recuperarse rápidamente de eventualidades, asegurando que las operaciones puedan continuar sin mayores interrupciones.
En conclusión, migrar a un centro de datos externo o adoptar una solución de colocation es una decisión estratégica que va más allá de los costos. Se trata de asegurar la escalabilidad, la seguridad, la eficiencia energética y el cumplimiento normativo, elementos fundamentales para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de cualquier empresa. Como señala Carrero, invertir en un centro de datos profesional es apostar por el futuro de la organización.