El ambiente en Son Sardina, un pequeño pueblo de Mallorca, se ha tornado tenso y preocupante ante el inicio del curso escolar en el Ceip Maria Antònia Salvà. Desde el comienzo de las clases, los pasillos del centro permanecen desiertos; ningún niño ha regresado a las aulas. La razón detrás de esta situación radica en la reincorporación del profesor Miquel Roldán, quien fue condenado el año pasado por acoso a un menor. Aunque la sentencia aún no es firme, los padres y la comunidad educativa no están dispuestos a aceptar su regreso.
Las familias, organizadas a través de la asociación del colegio, expresan su profunda preocupación y desconfianza. Alberto del Álamo, presidente de la asociación, dejó claro que el ambiente actual no les brinda la seguridad necesaria para confiar a sus hijos a esa institución. Tal es el descontento, que los padres han comenzado a protestar frente al centro educativo, portando pancartas con mensajes contundentes: no quieren a Roldán cerca de sus hijos.
Este caso no es nuevo en la comunidad. La relación entre Roldán y el menor comenzó en 2017, mientras era su profesor. A lo largo de los años, la relación se volvió compleja y culminó en una denuncia que llevó a la intervención judicial y una orden de alejamiento. Sin embargo, el docente continuó buscándole la comunicación, lo que alimentó la preocupación de los familiares.
A lo largo del proceso judicial, Roldán ha seguido manteniendo una visibilidad pública como cantante y compositor. Recientemente lanzó una canción y anunció un libro autobiográfico. Para los padres, estas acciones son vistas como provocaciones inaceptables, sumando una capa más de tensión a una situación ya de por sí delicada.
Aunque tanto la Conselleria de Educación como el Ministerio son conscientes de la problemática, se encuentran limitados en su capacidad de acción. Dado que la sentencia no conlleva inhabilitación, no pueden impedir que Roldán regrese al aula. Una solución temporal ofrecida consiste en que un profesor lo acompañe; sin embargo, los padres cuestionan la lógica de esta medida, subrayando que si no puede estar solo con los niños, no debería estar en el entorno escolar.
La incertidumbre se cierne sobre Son Sardina mientras los niños siguen sin clases. Los padres han señalado que tomarán una decisión sobre su futuro escolar el viernes, enfatizando la necesidad urgente de que las instituciones garanticen que la escuela debe ser siempre un lugar seguro para todos.