Durante los meses estivales, suele creerse que no es el mejor momento para comprar una vivienda. Sin embargo, especialistas en el sector inmobiliario afirman que esta idea puede ser errónea y que el verano presenta oportunidades únicas para los compradores.
Una de las principales ventajas de buscar casa en verano es la competencia reducida. Mientras las familias disfrutan de las vacaciones o actividades al aire libre, muchos compradores potenciales suspenden su búsqueda. Esto significa que quienes están buscando activamente pueden encontrar más opciones disponibles y, en algunos casos, negociar precios más favorables.
Los datos más recientes revelan que los precios de las viviendas no tienden a subir tanto en verano como en primavera y otoño, que son temporadas más activas. Esto puede representar un beneficio financiero importante al tomar decisiones de compra.
Además, el buen tiempo facilita las visitas a las propiedades. Esta situación no solo permite evaluar mejor el estado de la vivienda, sino también experimentar el entorno del vecindario en su mejor momento, en lugar de hacerlo bajo condiciones invernales menos atractivas.
Por si fuera poco, durante el verano los sistemas de financiamiento e hipotecas suelen mantenerse competitivos, ofreciendo tasas de interés atractivas. También es común que algunos vendedores muestren mayor disposición para negociar, buscando cerrar tratos antes del inicio del nuevo ciclo escolar.
En resumen, aunque muchos compradores piensen que el verano no es ideal para adquirir una vivienda, las condiciones actuales del mercado indican lo contrario. Para aquellos dispuestos a aprovechar las oportunidades de la temporada, el verano podría ser el momento perfecto para dar el paso y comprar un hogar.