En un emocionante episodio del programa de televisión «Atrapa un millón» transmitido por Antena 3 el 18 de enero, las hermanas valencianas y profesionales del derecho, Reyes y Noelia, protagonizaron una noche que quedará en la memoria de los televidentes, aunque quizás no de la manera en que ellas hubieran deseado. Con ilusiones altas y el sueño de expandir el negocio familiar en la agricultura, específicamente en la comercialización de naranjas y mandarinas bajo su propia marca, las hermanas se enfrentaron a los desafíos que el concurso les presentaba.
La dinámica entre ellas era innegablemente sólida desde el principio, mostrando una rápida toma de decisiones y una estrategia de descarte ágil. No obstante, su intuición las traicionó tempranamente en el juego. En la primera pregunta, un error de cálculo al apostar 650.000 euros a la producción de un litro de manzanilla, creyendo que se necesitaban aproximadamente 200.000 flores, las dejó en una posición desfavorable desde el inicio. La respuesta correcta, un kilo de azafrán, redujo drásticamente su capital a 350.000 euros.
Las hermanas lograron mantenerse en el juego a pesar del revés inicial, gestionando sus recursos con mayor prudencia en las rondas sucesivas. Sin embargo, al llegar a la sexta pregunta con solo 75.000 euros, se enfrentaron a un dilema sobre el cuento original de «Aladino y la lámpara maravillosa». Entre las opciones disponibles, eligieron equivocadamente, descartando la posibilidad correcta de que aparecen dos genios en la historia, lo cual resultó en la pérdida total de su premio acumulado.
El presentador del programa, Manel Fuentes, intentó elevar sus ánimos recordándoles el afecto y el apoyo del público y del equipo de producción, a lo que Reyes y Noelia respondieron con espíritu positivo, valorando la experiencia compartida más allá del resultado económico.
Esta participación de las hermanas en «Atrapa un millón» sirve como un recordatorio de la naturaleza imprevisible de los concursos de televisión, y también resalta la importante lección de resiliencia: disfrutar del camino y apreciar las experiencias vividas, independientemente de los obstáculos y los resultados finales.