La reciente investigación ha sacado a luz cómo el Mossad, el servicio secreto israelí, ha recurrido a una serie de empresas europeas, que funcionaron como fachadas, para llevar a cabo un operativo sin precedentes en Líbano. A través de estas empresas, ubicadas en Hungría, Bulgaria y dirigidas por un empresario de Noruega, se manufacturaron y distribuyeron dispositivos de comunicación, popularmente conocidos como «beepers», los cuales fueron alterados para contener explosivos PENT. Estos aparatos, capaces de ser detonados a distancia, formaron parte de una estrategia encubierta destinada a atacar a militantes del grupo Hezbolá.
La operación cobró vida tras un cambio sistemático en la política de comunicaciones dentro de Hezbolá, cuando el líder del grupo, Hassan Nasrallah, restringió el uso de teléfonos móviles entre sus militantes. Este cambio sirvió inadvertidamente a los intereses del Mossad, permitiendo la distribución masiva de los «beepers» modificados entre las filas de Hezbolá. Esta táctica no solo refleja el nivel de sofisticación alcanzado por la inteligencia israelí en su lucha contra Hezbolá, sino que también evidencia un minucioso trabajo de anticipación y adaptación a las circunstancias para maximizar el impacto de sus operaciones.
BAC Consulting, la empresa con base en Hungría, jugó un papel primordial en la producción de estos dispositivos modificados. Aunque no está claro si los líderes y directivos de las empresas implicadas tenían conocimiento de que sus productos serían utilizados en una operación militar, su participación levanta interrogantes sobre la ética y la responsabilidad corporativa en contextos de conflicto armado.
Esta operación no sólo destaca por su complejidad y ejecución, sino que, además, forma parte de una estrategia más amplia que el Mossad venía diseñando y perfeccionando desde hacía al menos dos años. El informe sugiere que la intervención en el envío de pequeñas bombas a Hezbolá, permitiendo que estas llegaran a su destino, fue un movimiento táctico calculado para preparar el escenario de la operación principal con los beepers explosivos.
Este revelador episodio muestra cómo la guerra de inteligencia y las operaciones encubiertas continúan desempeñando un papel crucial en los conflictos contemporáneos. Al mismo tiempo, plantea preguntas profundas sobre la extensión y los límites de la guerra no convencional, así como sobre el papel de las empresas privadas en el ámbito de la seguridad y la defensa global. La compleja trama detrás de estos eventos recalca la persistente sombra del espionaje y la intervención militar en el tablero geopolítico del Medio Oriente.