Un tercio de los españoles enfrenta una lucha constante contra el insomnio, una situación que empeora durante el verano debido a factores como el calor y el aumento de horas de luz. Ilona Calparsoro, especialista en longevidad, resalta que estos elementos, junto a ruidos externos y alteraciones en la rutina, dificultan el sueño durante esta estación.
Las altas temperaturas nocturnas tienen un impacto notable: un estudio con 47,000 adultos reveló que cuando la temperatura nocturna supera los 30 °C, las personas duermen 14 minutos menos cada noche. En un año, esto suma aproximadamente 44 horas de sueño perdido, afectando especialmente a adultos mayores y mujeres. Calparsoro advierte que temperaturas superiores a 20 °C impiden fases de sueño profundo.
El insomnio crónico va más allá del malestar diario, pues impacta a nivel celular al acortar los telómeros, relacionados con la longevidad, y puede acelerar el envejecimiento. La falta de sueño se asocia con deterioro cognitivo y problemas inmunológicos.
En España, el clima es un factor crítico. La Agencia Estatal de Meteorología ha informado un aumento en las «noches tropicales» donde las temperaturas no bajan de 20 °C, cuadruplicándose en algunas regiones en las últimas décadas. La temperatura ideal para dormir bien es de entre 19 °C y 21 °C.
Para combatir el insomnio, se aconseja el uso de suplementos con magnesio, melatonina y vitaminas del grupo B. También se sugieren hábitos como duchas tibias, cenas ligeras y evitar pantallas antes de dormir.
Mejorar la calidad del sueño puede lograrse con pequeñas acciones: mantener la habitación fresca, ventilar en momentos clave, y usar ropa de cama ligera. Limitar las siestas y establecer un horario regular para dormir y despertar también son medidas efectivas. Estos ajustes contribuyen a preservar la salud y el bienestar durante las olas de calor extremo.