La prensa juega un papel indispensable en la construcción y mantenimiento de la democracia, no solo mediante la diseminación de información sino adoptando una postura crítica y ética hacia el poder. Esta es la visión compartida por varias figuras destacadas, entre ellos, el laureado Sergio Ramírez, quien defiende con vehemencia que el periodismo contribuye activamente a la democratización a través de su vigilancia y ética. A contracorriente de la percepción de que la prensa carece de independencia por las afinidades políticas de sus periodistas, Ramírez y otros argumentan que la verdadera libertad periodística se encuentra en la capacidad de los medios para operar de manera autónoma y sin influencias externas.
La autonomía de la prensa se manifiesta especialmente en su independencia económica, la cual permite un periodismo libre de sesgos, no subyugado a los intereses de corporaciones, instituciones religiosas o agrupaciones políticas. En su análisis crítico, contenido en el prólogo del libro «Contra viento y marea», Ramírez enaltece el papel fundamental de los medios en la vigilancia del poder y en la construcción de una sociedad democrática.
El panorama actual presenta desafíos significativos para la prensa, tales como la aparición de populismos y una tendencia hacia un periodismo más combativo en ciertos contextos. A pesar de estos obstáculos, el periódico El País de Madrid ejemplifica cómo la prensa puede evolucionar para enfrentar tales retos, manteniendo su esencia como pilar democrático. Esta realidad no solo se aplica a regímenes autoritarios tradicionales, donde la censura predominaba, sino también en democracias modernas que ahora enfrentan el auge de las redes sociales como nuevos frentes de crítica y vigilancia.
Ante fenómenos como la autocensura y el uso politizado de la justicia para acosar a la prensa, se insta a periodistas y académicos a respaldar la importancia del periodismo crítico, esencial para la fiscalización del poder. La necesidad de reporteros que cuestionen, investiguen y desafíen las autoridades en nombre de la verdad y la democracia es más crucial que nunca. En conclusión, la sociedad demanda un periodismo valiente y escéptico, capaz de defender la transparencia y la democracia frente a cualquier adversidad.
