El escándalo que envuelve al presidente Carlos Mazón ha tomado un giro inesperado tras la divulgación de nuevas evidencias por parte de RTVE. Según varios testigos, Mazón fue avistado en el Centro de Emergencias antes de las 20:00 horas del 29 de octubre, un detalle que contraviene la narrativa oficial en la que aún no se había emitido ninguna alerta masiva en ese momento. Esta revelación ha hecho que la televisión estatal reitere la información en varias ocasiones, lo que refuerza la credibilidad de la investigación en curso.
En respuesta a estas acusaciones, Mazón y su equipo han advertido con acciones legales y han solicitado rectificaciones, asegurando que cuentan con pruebas que probarían su inocencia. No obstante, después de cuatro meses, siguen sin presentar evidencia concluyente que desmienta las graves acusaciones que se han vertido sobre ellos.
El clamor por la verdad se ve acrecentado por la reciente declaración del político Joan Baldoví, quien ha aportado un testimonio adicional que confirma la presencia de Mazón en el Cecopi a las 19:45 horas, justo antes de que se hiciera pública la alerta oficial. Este nuevo testimonio aumenta las dudas sobre si el presidente poseía información privilegiada acerca de la crisis antes de que la ciudadanía estuviera oficialmente informada.
La situación se vuelve aún más complicada para Mazón, ya que cada vez más testigos independientes coinciden en sus relatos. Lo que comenzó como una simple crisis de gestión se está transformando en una aparente estrategia de encubrimiento, repleta de contradicciones que erosionan su credibilidad política.
Mientras tanto, la justicia ha tomado cartas en el asunto, y una jueza deberá investigar si Mazón mintió intencionadamente sobre su presencia en el Cecopi y su conducta durante la crisis. Si se determinara que manipuló la información con el fin de evadir responsabilidades, las repercusiones, tanto legales como políticas, podrían ser de gran magnitud.
Este caso tiene el potencial de marcar un hito en la trayectoria política de Mazón. No solo se cuestiona su competencia como gestor, sino que su integridad y transparencia están bajo la lupa. A medida que surgen nuevas pruebas y testimonios que contrarrestan su versión de los hechos, la presión sobre el presidente se intensifica, subrayando que, eventualmente, la verdad saldrá a la luz, indeclinable ante cualquier intento de acallar a quienes buscan justicia.