En el mapa de centros de datos de Amazon Web Services (AWS) en Europa, una nueva etiqueta destaca el próximo lanzamiento de la AWS European Sovereign Cloud en Alemania. Esta iniciativa, respaldada por una inversión de 7,8 millardos de euros hasta 2040, busca proporcionar una nube «soberana» destinada a gobiernos y sectores regulados dentro de la Unión Europea.
Este movimiento refleja la creciente presión que la UE ejerce sobre las normas de protección de datos y resiliencia digital, en contraste con la legislación estadounidense, como el CLOUD Act, que permite el acceso extraterritorial a los datos manejados por empresas bajo la jurisdicción de Estados Unidos. En este contexto, surge una pregunta clave: ¿puede realmente considerarse «soberana» una infraestructura controlada por una empresa estadounidense?
AWS presenta su European Sovereign Cloud como una entidad separada de su red global, con centros de datos en Brandeburgo que estarán operativos hacia 2025. Se promete que esta nube almacenará datos exclusivamente dentro de la UE, operada solo por ciudadanos europeos. Sin embargo, aunque esta estrategia parece abordar las preocupaciones sobre el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y otras normas de ciberseguridad, el control final de la tecnología seguirá estando en manos de una firma estadounidense.
Este fenómeno no es exclusivo de AWS. Compañías como Microsoft y Google también están lanzando sus propias soluciones en Francia y Alemania, creando «clouds de socios nacionales» que, aunque ofrecen tecnologías competitivas, no eliminan la complejidad normativa existente. El enfoque de estos gigantes del sector es ofrecer tecnología avanzada, mientras añaden capas de control local.
A pesar de la ubicación física de los datos europeos en servidores locales, el marco legal establecido por el CLOUD Act plantea desafíos importantes, ya que permite a las autoridades estadounidenses solicitar acceso a esos datos independientemente de su ubicación. Esto choca con la visión de una Europa que busca proteger la privacidad y la soberanía digital.
La cuestión de la «soberanía en la nube» ha generado divisiones dentro de la UE. Algunos Estados miembros, liderados por Francia, abogan por una definición que excluya la influencia de leyes extranjeras, mientras otros prefieren una postura más moderada. El debate es complicado, dado que las grandes corporaciones estadounidenses dominan el mercado cloud en la región.
A pesar del atractivo que representa para muchas administraciones y empresas migrar a un servicio como el de AWS, algunos expertos advierten sobre el peligro de confundir el cumplimiento regulatorio con la verdadera independencia estratégica. Aunque estas nuevas ofertas prometen mitigar ciertos riesgos, aún dependerán de las decisiones de empresas cuya matriz está fuera de Europa.
Por otro lado, existe un ecosistema de proveedores europeos capaces de ofrecer servicios cloud que operan bajo las regulaciones locales, aunque con una gama de servicios más limitada que la de los gigantes de la tecnología. Estos proveedores, al estar sujetos exclusivamente a las leyes europeas, garantizan que cualquier litigio se resuelva dentro del marco jurídico del continente.
En última instancia, este debate sobre la soberanía digital también refleja las dinámicas de la política exterior europea. A medida que las autoridades evalúan el futuro de sus infraestructuras digitales sensibles, se enfrentan a la disyuntiva de optar por soluciones que, aunque convenientes, pueden comprometer su autonomía, o invertir en un tejido más robusto de proveedores europeos que les dé mayor control y seguridad en la era digital.
