La empresa noruega 1X ha comenzado a aceptar preórdenes para su innovador robot humanoide, NEO, destinado a revolucionar las tareas del hogar. Con un diseño acolchado y dimensiones de 1,68 metros de altura y 29,94 kilogramos de peso, NEO promete simplificar la vida diaria al hacerse cargo de tareas rutinarias como recoger la cocina, ordenar o llevar la colada.
Los interesados pueden optar por un depósito inicial de 200 dólares, un precio de compra de 20,000 dólares o un plan de suscripción mensual de 499 dólares. Las entregas están programadas para 2026. Este robot, que cuenta con una notable estructura de actuadores por tendones, es más silencioso que un frigorífico moderno, emitiendo solo 22 decibelios de ruido. NEO incorpora capacidades de visión y audio, facilitadas por dos cámaras de 8 megapíxeles y cuatro micrófonos, permitiendo al dispositivo «recordar» conversaciones relevantes y personalizar la interacción con sus usuarios.
Aunque NEO se presenta como un acceso anticipado al futuro de la robótica doméstica, no debe confundirse con un mayordomo universal; su autonomía es primordialmente fundacional y se espera que mejore con el tiempo gracias a actualizaciones y aprendizaje continuo. Este humanoide se conecta a Internet a través de una red 5G y tiene la capacidad de operar en interiores y exteriores, siempre que las condiciones sean secas. Una batería de 0,75 kWh le permite funcionar durante aproximadamente cuatro horas, regresando de manera autónoma a su base de carga.
Sin embargo, el lanzamiento de NEO también plantea una serie de dilemas éticos que deben ser considerados. En primer lugar, el tema de la privacidad es crítico. Con cámaras y micrófonos que pueden grabar conversaciones e información personal, surgen preguntas sobre el manejo y almacenamiento de esos datos. ¿Se pueden borrar fácilmente? ¿Existen modos de operación sin conexión a Internet? También se debe tener en cuenta cómo interactuará el robot con personas que no han dado su consentimiento para ser grabadas.
Otro aspecto neblinoso es la seguridad, tanto digital como física. Los sistemas ciberfísicos, como NEO, están en riesgo de ser hackeados o manipulados de forma maliciosa. Además, hay preocupaciones sobre posibles accidentes, por lo que sería vital implementar medidas de seguridad robustas.
La introducción de un robot como NEO puede también afectar el empleo doméstico, planteando dudas sobre su impacto en los ingresos de trabajadores de este campo. A su elevado precio se suma la posibilidad de que la robotización agrave las diferencias socioeconómicas entre quienes pueden permitirse la tecnología y quienes no.
Sobre el bienestar emocional, la dependencia en robots puede ofrecer cierta independencia a personas mayores, pero también conlleva el riesgo de incrementar la sensación de soledad si sustituye el contacto humano. Las implicaciones del diseño del robot para fomentar vínculos emocionales, en especial con niños y personas mayores, son igualmente preocupantes.
En respuesta a estas inquietudes, es importante que los potenciales consumidores consideren varias cuestiones antes de adquirir NEO. Preguntas sobre la recopilación de datos, el consentimiento de los hogares, la seguridad y las tareas que realmente puede realizar el robot deben ser evaluadas. Además, la huella ambiental del dispositivo y las condiciones laborales de los humanos que lo controlan a distancia son aspectos que deben abordarse.
En resumen, NEO de 1X marca un hito en la robótica doméstica al ofrecer un humanoide capaz de manipulación real y un enfoque en la teleasistencia y el aprendizaje. Aunque su llegada genera expectativas, también plantea interrogantes fundamentales sobre la ética, la privacidad y el impacto social de integrar robots en nuestros hogares. Responder adecuadamente a estas preguntas podría definir el camino hacia una robótica doméstica más responsable.


