En un acontecimiento que ha sacudido al mundo de las redes sociales, Pan Xiaoting, una popular streamer china de 24 años que había ganado notoriedad por sus sesiones de mukbang en vivo, perdió la vida durante una de sus transmisiones. En estas sesiones, ella consumía grandes cantidades de alimentos frente a su audiencia, generando sonidos ASMR al masticar, una práctica que se ha vuelto cada vez más popular en internet.
El trágico evento ha llevado a una intensa discusión sobre los peligros que encierra el mukbang, actividad en la que Xiaoting incrementó su peso hasta los 300 kilogramos. Las causas específicas de su fallecimiento aún no se han difundido oficialmente; sin embargo, un informe preliminar de la autopsia reveló la presencia de grandes cantidades de comida no digerida en su sistema, sugiriendo una posible relación entre su muerte y la práctica extremista del mukbang.
Pan Xiaoting había iniciado su aventura en el mukbang como una actividad secundaria a través de sus redes sociales, eventualmente dejando su empleo como camarera para dedicarse por completo a esta peculiar faceta, incentivada por los ingresos y obsequios que recibía de su creciente número de seguidores. Este cambio de vida también conllevó una creciente presión por parte de su audiencia para que realizara espectáculos cada vez más extremos, lo que la llevó a tomar decisiones perjudiciales para su salud.
Desde 2020, las autoridades chinas han impuesto regulaciones para combatir este tipo de contenidos que promueven la sobrealimentación y el desecho innecesario de alimentos, llegando a establecer multas significativas para quienes los produzcan. Sin embargo, el fenómeno del mukbang continúa atrayendo a una amplia audiencia, destacando la complejidad de abordar estas prácticas en el vasto y variado mundo digital.
La inesperada muerte de Pan Xiaoting reabre el debate acerca de la responsabilidad social y ética de las plataformas en línea que albergan y promocionan contenidos potencialmente peligrosos como el mukbang. Así mismo, resalta de manera contundente los riesgos a los que se exponen quienes buscan fama y éxito en las redes, sacrificando su bienestar en el proceso. Este lamentable suceso sirve como un severo recordatorio de los límites que deberían existir entre el entretenimiento y la salud, en un mundo cada vez más interconectado.