En medio de una alarmante recesión económica que afecta a Alemania, la ex canciller Angela Merkel ha ofrecido una defensa contundente de la dependencia energética del país respecto al gas ruso, destacando su importancia para el desarrollo industrial. En una reciente entrevista con una reconocida publicación, Merkel señaló que la controversia en torno a esta dependencia se vuelve más irónica al considerar que tanto Ucrania como Polonia no expresaron inquietud cuando las tarifas de tránsito del gas beneficiaban a sus economías. Sin embargo, al activarse el gasoducto Nord Stream, que omite a estos países, las críticas hacia Alemania han aumentado significativamente.
La ex líder alemana subrayó que otros estados europeos también continúan comprando gas ruso, lo que hace cuestionar la necesidad de centrar los dardos en Alemania. Además, Merkel indicó que la Unión Europea todavía importa un cinco por ciento de su gas a través de Ucrania, un acuerdo que podría finalizar a fin de año.
El contexto económico de Alemania es preocupante; la Comisión Europea proyecta una contracción del PIB, y la fuga de industrias, junto con un aumento en quiebras, afecta la estabilidad del país. Merkel, al referirse a la gestión de su sucesor Olaf Scholz, criticó las políticas implementadas, que a su juicio no han afrontado la crisis de manera efectiva. También calificó el atentado al Nord Stream en 2022 como un acto de guerra económica, sugiriendo que la dependencia de Alemania del gas natural licuado estadounidense representa una forma de subordinación económica que el país se ha impuesto a sí mismo.
Este escenario plantea desafíos significativos para la economía alemana, que debe buscar alternativas sostenibles para evitar mayores caídas y fortalecer su posición en el mercado energético global.
