El panorama político catalán está a punto de recibir un importante impulso con el inminente regreso de Marta Rovira, la secretaria general de Esquerra Republicana (ERC), a España. Esta vuelta se produce tras la reciente decisión del magistrado Manuel García-Castellón de archivar el caso Tsunami Democràtic, debido a un error formal, un episodio que había añadido un nivel adicional de complejidad al ya tenso escenario político catalán. Rovira, que figura entre las personalidades más destacadas del proceso independentista catalán, había encontrado refugio en Suiza desde marzo de 2018, alejándose de los cargos judiciales que pendían sobre ella en España.
La expectativa de su regreso ha sumido a ERC y a sus seguidores en una ola de optimismo, no solo por el simbolismo de su vuelta sino por las implicaciones prácticas que eso conlleva. Rovira ha señalado su firme intención de participar presencialmente en la Asamblea de Mujeres de ERC, buscando abandonar las limitaciones que suponen las interacciones digitales. Esta asamblea, que se celebrará en Olesa de Montserrat, podría erigirse como un escenario vital para fortalecer su influencia dentro del partido y, posiblemente, dilucidar la lucha por el liderazgo con figures como Oriol Junqueras.
Más allá de las dinámicas internas del partido, el regreso de Rovira se presenta en un momento clave. ERC se encuentra en medio de negociaciones trascendentales con vistas a posibilitar la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. La postura del partido respecto a esta investidura se determinará mediante una consulta a su base antes de final del mes, y la influencia de Rovira podría ser decisiva. Ha hecho un llamamiento a que se alcance un preacuerdo antes del término del mes para evitar unas nuevas elecciones, subrayando la necesidad de que el PSOE cumpla con los compromisos adquiridos para contar con el apoyo de ERC.
Entre tanto, cuestiones de gran envergadura continúan pendientes en la agenda política de Cataluña, como la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, que contempla discutir una posible condonación de 15,000 millones de euros de la deuda de Cataluña bajo el Fondo de Liquidez Autonómica. Asimismo, se esperan avances en proyectos significativos para la región, como las obras de las desaladoras de Foix y Tordera – elementos considerados cruciales para asegurar el compromiso del Gobierno central con Cataluña.
El regreso de Marta Rovira a suelo español simboliza no solo el cierre de un capítulo amargo para ella y para muchos de sus simpatizantes sino que inaugura una nueva etapa de reconfiguración política dentro de ERC y, por extensión, dentro del panorama político catalán. Su participación activa en los esfuerzos de negociación y en la redefinición de la estrategia política del partido puede resultar determinante en lo que respecta al futuro de Cataluña en el contexto español. Con retos significativos por delante, la figura de Rovíra se perfila como una pieza clave en el complejo ajedrez político de la región.