En una reciente entrega de MasterChef Celebrity 9, el ambiente se caldeó más allá de las cocinas cuando Marina Rivers, conocida influencer y creadora de contenido, exhibió su desconocimiento acerca de varios himnos de la música española, desencadenando una ola de críticas tanto de la audiencia del programa como en las plataformas digitales.
El momento más destacado surgió cuando los concursantes tenían que bautizar sus platos inspirándose en títulos de conocidas canciones. Marina Rivers admitió no reconocer temas emblemáticos como ‘Así me gusta a mí’ de Chimo Bayo, y lo que generó mayor controversia, su desconocimiento sobre ‘Mediterráneo’ de Joan Manuel Serrat, considerada una pieza clave de la música en español. La severidad de los jueces se hizo evidente, particularmente por parte de Pepe Rodríguez, quien en un acto de enfado comparó a Serrat con genios de la música universal como Vivaldi, Beethoven y Mozart, resaltando la estatura musical del cantautor catalán.
La defensa de Rivers, basada en su juventud y preferencias por artistas más contemporáneos como Melendi o Estopa, no logró apaciguar los ánimos. La reprobación se extendió entre los espectadores y competidores, apuntando hacia una aparente brecha en la cultura musical de la influencer. Samantha Vallejo Nágera llegó a ponderar ‘Mediterráneo’ como «la mejor canción de la historia», mientras que la mención del premio Princesa de Asturias otorgado a Serrat reforzó la crítica hacia el descuido cultural de Rivers.
La repercusión no se limitó al plató de MasterChef Celebrity, ya que las redes sociales se llenaron rápidamente de mensajes reprobatorios hacia la influencer, con comentarios que criticaban desde su percepción de la cultura hasta la validez de su influencia en plataformas digitales como Instagram y TikTok. La situación agudizó el debate sobre el peso de la cultura general frente a la fama en redes sociales, resaltando una discrepancia sobre los valores y conocimientos apreciados hoy en día.
El caso de Marina Rivers en MasterChef Celebrity 9 ha irrumpido como tema de discusión no solo por su participación en el concurso, sino como símbolo de un debate más amplio sobre cultura, educación y valores en la era digital, provocando cuestionamientos sobre qué es lo que realmente valoramos como sociedad en el ámbito de la cultura y el conocimiento.