El uso de shellac ha ganado popularidad como acabado elegante y resistente para cocinas y muebles de baño. Este material antiguo, derivado de la resina de insecto lac, es ideal para superficies que afrontan humedad y desgaste diario.
Para aplicar shellac, primero se debe limpiar a fondo la superficie, eliminando suciedad, grasa y restos de acabados antiguos con un paño húmedo o limpiador suave. Luego, se debe lijar la superficie con lija fina para asegurar una mejor adhesión.
El shellac se adquiere en copos que se disuelven en alcohol, con una proporción de tres a cuatro partes de shellac por una de alcohol. Es crucial mezclarlo en un área ventilada debido a los vapores nocivos del alcohol.
La aplicación se realiza con un pincel o una almohadilla de algodón, aplicando capas delgadas en la dirección de la veta de la madera. Es esencial evitar charcos que resulten en un acabado desigual. Tras secar la primera capa, se puede lijar suavemente para una superficie lisa antes de aplicar una segunda capa.
Este acabado es valioso en muebles de cocinas y baños debido a la protección que ofrece contra agua y productos de limpieza, además de su brillo natural que resalta la madera. Shellac es biodegradable, lo que lo hace más sostenible que otros acabados sintéticos.
Aunque resistente al agua, no es completamente impermeable, por lo que es importante evitar la exposición prolongada a la humedad y limpiar derrames rápidamente. Con el cuidado adecuado, un acabado de shellac puede durar años, manteniendo tanto la estética como la funcionalidad de los muebles en cocinas y baños.


