En el corazón de Madrid, el emblemático templo flamenco de Lavapiés, Candela, ha reabierto sus puertas, revitalizando el fervor por el arte andaluz en la ciudad. Este regreso se suma a una serie de propuestas gastronómicas que buscan seducir tanto a madrileños como a visitantes. Un atractivo destacado es un bar local que ofrece tapas XXL como acompañante gratuita de cañas, todo por solo 3 euros; una opción ideal para mitigar la cuesta de enero.
Junto a estas novedades culturales y culinarias, se encuentra la reciente inauguración de la pastelería Paul en el exclusivo barrio de Salamanca. Con más de un siglo de historia, Paul se ha establecido en el número 80 de la calle Serrano, eligiendo esta ubicación poco después de su éxito en el aeropuerto de Barajas. Este nuevo local representa una adición interesante para los amantes de la repostería francesa y aquellos en busca de alta gastronomía.
La pastelería es aclamada por sus creaciones artesanales, que van desde croissants recién horneados hasta panecillos de uvas pasas y maravillosas tartaletas de fruta. Con más de 500 sucursales en todo el mundo, Paul trae consigo no solo un legado de calidad, sino también un prestigio reconocido internacionalmente. Su menú incluye tanto delicias dulces como opciones saladas, con especiales como el pan au chocolat, los macarons de pistacho y baguettes, elaborados con masa madre y la dedicación que ha sido transmitida a través de cinco generaciones.
A nivel internacional, chefs como Alfredo Villegas, originario de Panamá, aportan un toque contemporáneo al menú de Paul, introduciendo platos como la Ensalada Chèvre, el Poulpe grillé y el crêpe au poulet, cada uno prometiendo experiencias culinarias exquisitas.
La nueva pastelería, ubicada en la Milla de Oro de Madrid, se sitúa en un amplio espacio de 250 metros cuadrados que cuenta con dos terrazas. Su objetivo va más allá de la simple oferta gastronómica; busca convertirse en un lugar de encuentro para los amantes de la buena mesa, fusionando moda y tradición francesa en el corazón de la capital española. Esta expansión invita a residentes y turistas a disfrutar de una travesía de sabores franceses, en un ambiente acogedor y elegante, que honra la icónica fachada negra de Paul y la calidez de sus interiores.
Con estas aperturas y propuestas, Madrid se reafirma como un punto neurálgico para la gastronomía y el arte, consolidando su posición como un destino internacional que combina cultura y cocina de alta calidad.