Las cosas no pintan bien para el Mallorca. Después de una nueva derrota, esta vez frente al Espanyol, el equipo se encuentra en una crisis profunda, ocupando las últimas posiciones de la tabla. Los resultados adversos han generado un ambiente tenso en el vestuario, donde la frustración con el entrenador Jagoba Arrasate se hace evidente, especialmente tras la polémica que rodea a Dani Rodríguez, el capitán destituido. La situación es insostenible, con un historial de solo cuatro victorias en lo que va del año.
Arrasate se ha mostrado autocrítico tras la última caída, pero el desgaste con sus jugadores es palpable. Los bermellones no solo comparten el último lugar junto a Girona y Levante, sino que, según los rumores, su reemplazo podría depender de la decisión de los referentes del plantel. La presión está en aumento y la directiva se enfrenta a la necesidad urgente de tomar decisiones que puedan revertir este panorama.
El papel de Dani Rodríguez ha sido clave en la reciente agitación del equipo. Sancionado y despojado de su capitanía, su futuro es incierto mientras Arrasate continúe en el cargo. En medio de esta controversia, Sergio Derder ha sido elegido como el nuevo cuarto capitán, lo que no ha sentado bien entre algunos jugadores, que sienten que el entrenador debería consultarles más en este tipo de decisiones.
Este no es el primer roce entre Arrasate y un jugador clave. En el pasado, la expulsión de Pablo Maffeo de un entrenamiento provocó tensiones que lo llevaron al borde de la venta. Aunque Maffeo regresó al equipo, se convirtió en un simple recambio, lo que ilustra la falta de conexión y confianza que existe en el vestuario.
Los números son preocupantes: en 2025, el Mallorca ha sumado apenas cuatro victorias en un total de 25 partidos, con solo 20 goles a favor y cerca de 38 en contra. La mala racha comenzó tras una dolorosa goleada en la Copa del Rey, marcando un antes y un después en su desempeño. Con tres derrotas y un empate en el torneo actual, el club debe actuar rápidamente si desea evitar un desastre mayor.
La atmósfera en Son Moix es de incertidumbre y malestar, obligando a la directiva a acelerar la búsqueda de soluciones que puedan rescatar al equipo de una posible caída libre en la clasificación.