En un esfuerzo por apoyar la sostenibilidad del medio ambiente y el bienestar de las poblaciones de abejas, expertos en horticultura han identificado cuatro tipos específicos de rosas que son particularmente beneficiosas para estos vitales polinizadores. Subrayan la importancia de cultivar plantas que no solo embellezcan los jardines, sino que también ofrezcan un apoyo crucial a la biodiversidad.
La Rosa rugosa es la primera de estas variedades destacadas. Conocida por su robustez y facilidad de cultivo, esta rosa produce flores fragantes y coloridas que atraen considerablemente a las abejas, gracias a su abundante suministro de néctar y polen. Su resistencia a enfermedades la convierte en una opción ideal tanto para jardineros experimentados como para principiantes.
Otra variedad recomendada es la Rosa canina, también conocida como escaramujo. Esta especie autóctona de Europa es famosa por sus frutos ricos en vitamina C, que también son un valioso recurso alimenticio para las abejas. Las flores simples y abiertas de la Rosa canina facilitan el acceso a los polinizadores, y su adaptabilidad a diversas condiciones climáticas la hace especialmente versátil.
El tercer tipo destacado es la Rosa gallica, cultivada durante siglos por su belleza y utilidad medicinal. Esta rosa prospera en una gran variedad de suelos y climas, produciendo flores carmesí que son irresistibles para las abejas. Debido a su floración prolífica durante toda la temporada, garantiza una fuente constante de alimento para los polinizadores.
Finalmente, los horticultores recomiendan la Rosa moschata, o rosa almizcleña. Conocida por su intenso perfume y propiedades melíferas, las flores de la Rosa moschata se agrupan en ramilletes que permiten a las abejas recolectar néctar de manera eficiente. Además, su tolerancia a condiciones de sombra parcial la hace apta para una variedad de ubicaciones en el jardín.
Estas cuatro variedades de rosas no solo enriquecen estéticamente cualquier espacio verde, sino que también desempeñan un papel esencial en la sostenibilidad del ecosistema. Los expertos instan a los jardineros y entusiastas de la naturaleza a considerar la plantación de estas rosas para apoyar las poblaciones de abejas y, por ende, la salud de nuestro medio ambiente.