Las sanciones de tráfico se han erigido como una de las más lucrativas vías de ingreso para la Dirección General de Tráfico (DGT), sumando cada año montos sorprendentemente elevados. La atención se centra en las infracciones más comunes entre los conductores: el exceder los límites de velocidad, circular sin la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) al día o hacer uso del teléfono móvil durante la conducción, entre otras.
El montante recaudado por la DGT a partir de estas sanciones ha alcanzado cifras astronómicas, superando los 500 millones de euros durante los últimos dos años. Esta notable cifra refleja no solo la frecuencia de las infracciones cometidas por los conductores sino también la severidad de las multas impuestas.
Analizando más de cerca, en el año 2023, la DGT logró recaudar un total de 501,4 millones de euros en concepto de multas de tráfico, situándose como el segundo mayor registro en la historia de la entidad. Esta cantidad se traduce en una media diaria de ingresos por sanciones de casi 1,4 millones de euros. Esta estadística subraya una realidad preocupante: a pesar de las diversas campañas de sensibilización y las medidas implementadas para mejorar la seguridad vial, el volumen de infracciones perpetradas por los conductores sigue siendo elevado, generando así una fuente de ingresos ininterrumpida para la DGT.
Estos datos ponen de manifiesto la importancia de continuar trabajando en la educación y concienciación de los conductores con el fin de reducir el número de infracciones y, por ende, mejorar la seguridad vial, reduciendo así la necesidad de imponer sanciones económicas como método correctivo.