Con los años, las rejillas de los fogones en la cocina acumulan inevitablemente grasa y residuos difíciles de quitar. Esta tarea, para muchos, no solo es trabajosa sino también frustrante. Sin embargo, recientemente ha ganado popularidad un método innovador que promete facilitar significativamente esta labor, haciendo que las rejillas queden relucientes con poco esfuerzo.
Este método, altamente difundido en redes sociales, utiliza solo dos elementos comunes en el hogar: amoníaco y una bolsa plástica hermética del tamaño suficiente para contener la rejilla. La innovación de este enfoque radica en que, a diferencia de los métodos tradicionales que requieren un fregado exhaustivo, el amoníaco realiza el trabajo pesado por sí solo.
La técnica consiste en colocar la rejilla sucia dentro de la bolsa hermética, añadir una pequeña cantidad de amoníaco —aproximadamente un cuarto de taza—, y cerrarla bien para evitar que el fuerte olor se escape. Se deja reposar durante la noche en un lugar seguro, y los vapores del amoníaco ablandan y remueven la acumulación de grasa y suciedad.
Al día siguiente, se debe retirar la rejilla de la bolsa y enjuagarla con agua caliente y un poco de jabón. La mugre se desprende fácilmente, dejando la rejilla tan limpia como nueva. Este método no solo ahorra tiempo y esfuerzo, sino que elimina la necesidad de emplear limpiadores abrasivos que pueden dañar la superficie de las rejillas.
Es crucial señalar que, debido a la fuerza del amoníaco, es recomendable usar guantes y asegurar una buena ventilación durante el proceso. Además, nunca debe mezclarse con lejía u otros productos químicos similares para evitar la liberación de gases tóxicos.
Este truco se presenta como una solución práctica para mantener los fogones en óptimas condiciones, transformando la limpieza del hogar en una tarea más llevadera y satisfactoria.