La inteligencia artificial generativa está transformando el mundo laboral de manera palpable y, lejos de ser una simple amenaza para los empleos, se ha convertido en una herramienta indispensable para muchos profesionales. Con la asistencia de tecnologías como Bing Copilot, miles de trabajadores están experimentando un cambio en la forma en que realizan sus tareas diarias.
Un reciente estudio de Microsoft, que analiza más de 200,000 interacciones entre usuarios y esta IA durante un período de nueve meses en 2024, revela que la automatización ya está en marcha, afectando especialmente a aquellas ocupaciones que giran en torno al manejo de información y atención al público. Las profesiones en oficinas, medios de comunicación y servicios de atención al cliente son las más expuestas a este tipo de tecnología.
Entre las ocupaciones más impactadas se encuentran los traductores e intérpretes, los historiadores y los asistentes de vuelo y pasajeros. El análisis también destaca el papel central de la IA en la redacción de informes y la atención al cliente, donde las respuestas automáticas han mantenido al usuario en el centro de la experiencia, pero con un soporte tecnológico que facilita la interacción.
Por otro lado, existen ocupaciones que, al menos por ahora, parecen resistir el embate de la automatización. Profesiones que requieren habilidades manuales, coordinación y contacto humano directo, como flebotomistas, auxiliares de enfermería y cirujanos, siguen siendo dominio casi exclusivo del ser humano. Estas actividades demandan destrezas que la IA aún no puede igualar, particularmente en situaciones que requieren juicio interpersonal o un tacto especial.
Los hallazgos del estudio son claros: la IA se está configurando como un asistente silencioso, capaz de realizar tareas repetitivas y acelerar procesos, lo que permite a los trabajadores focalizarse en aspectos más creativos y estratégicos de su labor. Esto no implica que los puestos de trabajo vayan a desaparecer, sino que están evolucionando, exigiendo una adaptación en las habilidades requeridas.
Ante esta nueva realidad, surge la necesidad de replantear la educación y la capacitación profesional para alinearse con las demandas del mercado laboral en un contexto cada vez más digitalizado. Las políticas laborales deben incorporar estrategias que prevengan la exclusión, especialmente en puestos más vulnerables que podrían verse amenazados por la IA.
La revolución tecnológica ya está aquí, manifestándose no en un futuro distante, sino en la cotidianeidad de muchos trabajadores que están comenzando a usar la inteligencia artificial como una herramienta para mejorar su rendimiento y eficacia. Lo que está claro es que, en esta nueva atmósfera, adaptarse se convierte en una necesidad ineludible para afrontar los retos y oportunidades que trae consigo esta era digital.