En un giro inesperado para el mundo legal español, una inteligencia artificial ha logrado superar los estándares del examen de acceso a la judicatura, alcanzando un impresionante 86 puntos. Esta hazaña, ocurrida en abril de 2024, subraya el potencial de la tecnología en un campo tradicionalmente dominado por humanos. La responsable de esta revolución es Maite.ai, una herramienta innovadora desarrollada por tres emprendedores catalanes que, en la actualidad, asiste a más de 7.000 abogados y a 300 bufetes con una sorprendente precisión del 96%.
A diferencia de otras inteligencias artificiales, como ChatGPT, que se centran en la creatividad, Maite.ai se distingue por su enfoque riguroso y fundamentado. Alejandro Castellano, CEO y cofundador del proyecto, destaca que esta IA “no es creativa, sino precisa”, lo que significa que proporciona respuestas basadas en leyes, sentencias y doctrina, evitando la generación de contenido infundado. Además, la herramienta aporta recursos que permiten a los abogados validar cada argumento presentado.
El impacto de Maite.ai en la práctica legal es palpable. Desde análisis jurídicos hasta la formulación de estrategias legales, su utilización ha permitido reducir tanto el tiempo como los costos asociados al trabajo legal. Con una tarifa de suscripción de solo 100 euros al mes, pequeños despachos pueden competir en igualdad de condiciones con firmas mucho más grandes, rompiendo así las barreras que antes restringían el acceso a tecnologías avanzadas.
Los testimonios de abogados que ya utilizan Maite.ai son reveladores. Por ejemplo, Albert Jané, socio de Jané Abogados, afirma que la IA es parte fundamental de su rutina diaria, ya que ofrece respuestas más completas que las que los abogados a menudo podrían pasar por alto. Uno de los beneficios más significativos es la mejor capacitación de los abogados junior, quienes pueden resolver dudas con mayor profundidad gracias a la asistencia de esta herramienta.
Los ejemplos de éxito son numerosos. Un abogado en Sevilla utilizó Maite.ai en la preparación de un juicio de menores, logrando que el juez se sorprendiera tanto por la calidad del trabajo que solicitó que la IA dictara sentencia, algo que consiguió en solo 90 segundos con mínimos errores. Otro caso notable es el de un equipo que se especializa en protección de datos, que logró reducir de cinco a solo dos días el tiempo necesario para elaborar informes.
A pesar del escepticismo que persiste sobre el uso de datos en inteligencia artificial, Maite.ai se asegura de que no almacena interacciones y opera estrictamente desde servidores ubicados en Europa, cumpliendo así con el RGPD. Los abogados como Jané son claros en su afirmación de que “nada sale del despacho sin revisión humana”, enfatizando la necesidad de supervisión en el uso de la tecnología.
Castellano sostiene que la IA no busca reemplazar a los abogados, sino democratizar el acceso a la justicia. Al permitir que los profesionales gestionen más casos a un menor costo, más ciudadanos tendrán la posibilidad de acceder a asesoría legal. En la visión de Castellano, la tecnología debe ser un copiloto en lugar de un piloto. La relación humana, con sus elementos de ética, empatía y criterio, seguirá siendo insustituible por una máquina, al menos por el momento.
Con la creciente disponibilidad de herramientas como Maite.ai, el sector legal se encuentra en una encrucijada: avanzar hacia una mayor automatización que, sin embargo, respete el marco ético y la seguridad jurídica, mientras se mantiene la esencia de la práctica legal fundamentada en el juicio humano.