La serie disponible en Netflix, conocida como Adolescencia, ha desatado una intensa discusión sobre los peligros a los que se enfrentan los jóvenes en el entorno digital contemporáneo. Este programa va más allá de ser una mera fuente de entretenimiento o preocupación para padres y educadores, logrando destacar por su capacidad para arrojar luz sobre una problemática muchas veces ignorada pero significativamente influyente en la vida de incontables adolescentes: el fenómeno de la manosfera y su potencial para fomentar procesos de radicalización.
La manosfera, un término que encapsula diversas comunidades en línea dedicadas a discutir temas de masculinidad, dinámicas de género e interacción social, se ha visto envuelta en controversias debido a sus tendencias hacia el machismo y el rechazo a los avances en materia de igualdad de género. El atractivo de estas comunidades para ciertos jóvenes, como se documenta en la serie Adolescencia, radica en ofrecerles un sentido de empoderamiento y refugio ante las inseguridades propias de su edad.
Entre los aspectos más alarmantes que expone la serie está la facilidad con la que jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, particularmente aquellos que se identifican con el movimiento incel (célibes involuntarios), pueden ser atraídos por estas ideologías. Lo que comienza como un mensaje de superación y fortaleza masculina, puede degenerar rápidamente en un discurso de odio hacia las mujeres, el feminismo y la sociedad en su conjunto.
Este crecimiento alarmante de la manosfera no habría sido posible sin la ayuda, aunque involuntaria, de las plataformas sociales, que a menudo facilitan la propagación de estos mensajes y la formación de comunidades en torno a ellos. El efecto de estas dinámicas digitales va más allá del ciberespacio, afectando de manera tangible las vidas de jóvenes y sus familias.
La serie también destaca un problema de comunicación entre generaciones, observando que muchos adultos no comprenden plenamente la dimensión y el impacto del mundo digital en sus hijos. En un intento por contrarrestar esta tendencia, se han propuesto iniciativas educativas, como la decisión del gobierno británico y Netflix de hacer que Adolescencia esté disponible gratuitamente en los colegios secundarios del Reino Unido, acompañada de charlas y recursos educativos.
Más que enfocarse en la prohibición o censura, la respuesta a este fenómeno radica en la educación y el diálogo. Es crucial que los adultos se informen sobre estas comunidades digitales, aprendan a detectar las señales de advertencia de radicalización y generen espacios abiertos de comunicación con los jóvenes. Adolescencia, por tanto, no solo es una serie reveladora sino también una llamada de atención: ignorar la influencia de la manosfera y su atractivo potencial para los jóvenes equivale a dejarlos desprotegidos en un entorno digital que puede conducirlos hacia senderos de radicalización con tan solo un clic.