En la localidad gallega de Pobra do Burón, compuesta por cerca de 100 residentes, se vive una situación de constante vigilancia en cuanto al ordenamiento de tráfico. Un particular, conocido apenas como Jose, ha decidido tomar en sus manos la regulación del tráfico. Mediante una cámara fotográfica, captura aquellos vehículos que se estacionan en una zona explícitamente prohibida, para luego enviar esta evidencia a las autoridades y asegurarse de que los infractores sean multados.
Esta insólita manera de hacer cumplir la ley ha generado controversia y fue debatida en el programa de televisión «Y ahora, Sonsoles», presentado por Sonsoles Ónega el pasado 10 de julio. Durante la emisión se resaltó cómo la determinación de Jose ha perturbado la dinámica del pueblo, llegando a afectar a trabajadores clave como el médico local y el cartero.
Entre los afectados se encuentra el médico del pueblo, quien en una misma semana fue multado hasta tres veces mientras atendía a los ancianos de una residencia localizada en la calle vigilada por José. Situación similar vivió el cartero, al ser también sancionado en el desarrollo de sus labores diarias. Estos incidentes han despertado el asombro y generado discusión no sólo entre los habitantes sino en espacios de opinión pública.
La conversación en el programa televisivo alcanzó momentos de tensión, incluyendo comentarios jocosos sobre posibles represalias hacia José. Estas declaraciones fueron rápidamente moderadas por Sonsoles Ónega, evidenciando la delicadeza del asunto.
Cabe destacar que José no actúa de manera ilegítima, ya que respaldado por una sentencia judicial, obtenida tras demandar al Ayuntamiento por la falta de señales de no estacionamiento que afectaban su vivienda, se ve legitimado no solo a reclamar la existencia de dichas señales sino a documentar y reportar cualquier infracción a esta normativa.
El caso de Pobra do Burón ilustra cómo las dinámicas comunitarias y la aplicación de normas de tráfico pueden escalar, transformando el ambiente y las relaciones en una pequeña comunidad. La situación trasciende lo local, convirtiéndose en un reflejo de cómo la gestión del espacio común es susceptible a la controversia y al conflicto, especialmente cuando las medidas tomadas para su regulación provienen de iniciativas particulares.