Muchos atribuyen el amarillamiento de la ropa a su antigüedad, pero investigaciones recientes destacan que los aceites corporales y el sudor desempeñan un papel importante en este fenómeno. Especialistas en textiles han identificado que el contacto constante con la piel puede desencadenar un proceso de decoloración en las prendas, mucho antes de lo esperado.
El sudor, con su contenido de sales y proteínas, junto con los aceites naturales de nuestro cuerpo, es responsable de manchas comunes, especialmente en ropa clara y en áreas como las axilas y el cuello. A esto se suma que algunos métodos de lavado pueden empeorar la situación. Utilizar detergentes inadecuados o lavar a temperaturas incorrectas puede impedir la eliminación de estas impurezas, provocando manchas amarillas en tejidos como el algodón y el poliéster.
Desde la moda, se hace hincapié en la necesidad de elegir bien las prendas y en seguir prácticas de cuidado adecuadas. Los expertos recomiendan usar productos específicos para eliminar manchas y aplicar tratamientos previos al lavado para preservar la frescura del tejido. Además, subrayan la importancia de educar a los consumidores sobre la higiene personal y la prevención para mantener la calidad de la ropa.
Las marcas también están tomando nota y cada vez más incluyen instrucciones de lavado y cuidado en sus etiquetas. Así, resaltan que la longevidad de una prenda no solo depende de su edad, sino del tratamiento y cuidado que recibe en el día a día.