En el mundo del fútbol, la llegada de un nuevo entrenador a un equipo siempre es motivo de expectativas y, en algunos casos, de escepticismo. Este último fue precisamente el sentimiento que inundo al ambiente sevillista cuando Matías Almeyda tomó las riendas del Sevilla FC en julio. Sin embargo, el técnico argentino no tardó en disipar dudas y convertirse en una pieza clave en la estructura del club.
Con un bagaje que incluía una experiencia limitada en Europa, específicamente con el AEK de Atenas, y ninguna en LaLiga EA Sports, Almeyda afrontaba el desafío de liderar a un equipo inmerso en una de sus crisis más profundas. Crisis económica, deportiva e institucional, un triplete que hubiera hecho tambalearse a cualquiera, pero no al argentino, quien se mostró desde el inicio con las ideas claras y dispuesto a enfrentar la adversidad con un enfoque pragmático.
Una de las primeras y más notables decisiones de Almeyda fue la implantación de un nuevo sistema táctico en el equipo. Optó por una defensa de cinco, con Azpilicueta, Nianzou y Marcao liderándola, y apostó por jugadores como Agoumé y Mendy en el mediocampo, dejando la creatividad en los pies de Alfon, Rubén Vargas e Isaac Romero. Una estrategia que, hasta el momento, ha rendido frutos palpables, situando al Sevilla FC en una posición mucho más confortable de lo esperado a estas alturas de la competición.
Rubén Vargas, en particular, se ha erigido como uno de los pilares fundamentales del equipo, asumiendo un rol destacado en el ataque sevillista. Con un gol y tres asistencias en su haber, además de cautivar por su nivel de juego y su influencia en el campo, el suizo ha sabido adaptarse y brillar en el esquema de Almeyda.
No obstante, el éxito no se limita a Vargas. Bajo la tutela de Almeyda, varios jugadores han visto revitalizadas sus carreras, encontrando en el nuevo sistema una oportunidad para redimirse y volver a destacar.
Esta transformación del Sevilla FC bajo la batuta de Matías Almeyda es un claro ejemplo de cómo la llegada de un técnico, con las ideas y el coraje suficiente, puede cambiar el destino de un equipo. En momentos de crisis, donde lo fácil hubiera sido centrarse en lo negativo, Almeyda y su plantilla han mostrado que, con trabajo, dedicación y una estrategia bien definida, se pueden superar las adversidades y mirar hacia el futuro con esperanza.
Este principio de temporada se presenta entonces como el albor de una nueva era para el Sevilla FC, una en la que, a pesar de las circunstancias, no le tiembla el pulso al enfrentar desafíos y mirar hacia adelante con optimismo, guiados por la visión y el liderazgo de Matías Almeyda.