La Dirección General de Tráfico (DGT) ha implementado una nueva medida que modifica las reglas para la circulación de vehículos dentro de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), generando un impacto significativo para aquellos conductores cuyos coches poseen la etiqueta ambiental B. La modificación representa un alivio para muchos, ya que hasta el momento, este distintivo imponía importantes restricciones a la movilidad de dichos vehículos.
Anteriormente, los vehículos sin etiqueta ambiental enfrentaban una prohibición completa de acceso a las ZBE, mientras que aquellos catalogados bajo el distintivo B enfrentaban limitaciones. No obstante, bajo las nuevas condiciones de la DGT, estos últimos podrán ahora ingresar a las ZBE siempre que su destino sea un aparcamiento público o privado que forme parte del sistema de gestión de permisos.
Este cambio normativo trae consigo importantes implicaciones. Además del acceso permitido a los conductores de vehículos con etiqueta B, también se menciona que los invitados por residentes o quienes estén empadronados en distritos específicos, como el Distrito Centro, podrán entrar en estas áreas sin contratiempos. Es más, las motos y ciclomotores etiquetados con B disponen de un horario ampliado para su circulación, de 7:00 a 22:00 horas, siempre y cuando posean una invitación de un residente para transitar fuera de dicho horario.
Esta medida busca facilitar la vida de conductores, incluyendo mensajeros y otros trabajadores que dependen de su vehículo para realizar sus labores diarias. Ahora, con estas nuevas decisiones, se permite la circulación de coches con etiquetas B, C, Eco y Cero dentro de las ZBE, manteniendo fuera únicamente a aquellos vehículos que no poseen ningún distintivo ambiental.
Sin embargo, la política de etiquetado ambiental de la DGT no está exenta de controversias. Organizaciones de usuarios han cuestionado la precisión de este sistema, especialmente en lo que respecta a la inclusión de vehículos híbridos bajo la etiqueta ECO, que a menudo utilizan combustible convencional. Estas críticas sugieren una revisión de la justicia y efectividad del sistema de etiquetas.
A pesar de estos debates, la DGT ha seguido adelante con sus modificaciones, buscando aliviar las preocupaciones de quienes conducen vehículos con etiqueta B. Con la mirada puesta en el futuro, estas políticas parecen asentarse como un componente fijo en la estrategia para mejorar la calidad del aire urbano, invitando a los conductores a adaptarse a una realidad que persigue un balance entre movilidad urbana y protección del medio ambiente.