En un giro político reciente, Junts per Catalunya ha puesto en claro su postura respecto a la gobernabilidad de Cataluña y su relación con el Partido Socialista, ubicando en el centro de la mesa de negociaciones el cumplimiento del pacto de Bruselas. Esta estrategia política incluye la demanda de reinstalación de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, una condición que la formación soberanista no ha dudado en comunicar abiertamente. La voz de esta exigencia ha resonado fuerte y claro por parte de Toni Comín, candidato de Junts al Parlamento Europeo, quien ha instado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a respetar los términos acordados.
La aprobación de la Ley de Amnistía parece haber fortalecido la posición de Junts per Catalunya, que ahora se muestra confiado en ejercer una influencia significativa en la conformación de la nueva legislatura catalana. Para ello, han comenzado a mover piezas en el tablero político, incluyendo negociaciones con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) buscando con ello fortalecer su presencia en la Mesa del Parlament. El objetivo claro es allanar el terreno para que Puigdemont pueda ser investido nuevamente, aunque reconocen las dificultades numéricas que esto implica.
Las reacciones a esta estrategia no se han hecho esperar. ERC, por su parte, ha señalado su disposición a negociar, aunque ha advertido que su apoyo a la investidura no será incondicional. Marta Rovira, secretaria general de ERC, ha subrayado la importancia de discutir y acordar concesiones significativas, no descartando incluso una repetición electoral si las negociaciones no llegan a buen puerto. Con ello, el escenario político en Cataluña marca un periodo de intensas negociaciones y estrategias donde tanto Junts como ERC juegan roles clave en la definición del futuro político de Cataluña y, potencialmente, del panorama nacional español.
La amenaza latente de un impasse político, con la posibilidad de nuevas elecciones, añade un elemento más de presión a un contexto ya de por sí cargado de tensiones y expectativas. Mientras tanto, la petición de Junts per Catalunya sobre la reinstalación de Puigdemont en la presidencia de la Generalitat se presenta como una de las demandas más controversiales y decisivas en el marco de estas negociaciones, poniendo de manifiesto la compleja trama de intereses y reivindicaciones que caracteriza la política catalana actual.
