En un contexto donde el coste de vida se ha disparado, especialmente en áreas metropolitanas como Barcelona, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha lanzado una ambiciosa campaña con el lema «En Cataluña, sueldos europeos». La iniciativa busca establecer un salario mínimo interprofesional (SMI) catalán que superaría considerablemente el actual estándar nacional. Con una propuesta formal presentada en el Congreso, ERC aspira a fijar este nuevo SMI en 1.420 euros mensuales distribuidos en 14 pagas, frente a los actuales 1.184 euros en el resto del país.
La propuesta, respaldada por la exdirigente de UGT, Laura Pelay, se sustenta en la necesidad de abordar el elevado coste de vida que afrontan los ciudadanos catalanes, que en ocasiones puede ser hasta un 82% más alto en ciudades como Barcelona debido a la escalada de precios en el sector inmobiliario. Pelay menciona que el planteamiento de ERC se alinea con la norma de la Carta Social Europea, que postula que el salario mínimo debe representar al menos el 60% del salario medio.
Además de llevar la propuesta al Congreso, ERC busca involucrar a los ayuntamientos de Cataluña mediante la presentación de mociones que fomenten el apoyo municipal a esta iniciativa. El portavoz adjunto de la formación, Isaac Albert, ha argumentado que la disparidad en los salarios afecta directamente a la calidad de vida de los trabajadores catalanes, quienes se ven cada vez más empobrecidos.
No obstante, la propuesta ha generado un debate interno dentro del propio independentismo. Algunos críticos señalan que ERC ha estado en el poder en la Generalitat durante más de diez años sin haber abordado previamente esta problemática. Otros activistas han cuestionado la diferencia de ingresos entre los políticos y la clase trabajadora, sugiriendo que la solución podría empezar por una revisión de los salarios de los propios representantes.
El expresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, se ha convertido en un rostro visible de la campaña, enfatizando en un vídeo que la «manía de la unidad de España» impide adaptar el SMI a la realidad económica catalana. Laura Pelay, quien también juega un papel crucial en esta estrategia, busca unir fuerzas con sindicatos y empresarios, aunque su carrera no ha estado exenta de controversias.
La propuesta abre un nuevo frente político que podría tensar aún más las relaciones con el Gobierno central y con formaciones como el PP y Vox, que ya se han manifestado en contra de iniciativas similares. ERC espera que una combinación de presión social y respaldo municipal forje un camino hacia el cambio.
Mientras tanto, el tema de la equidad salarial y el coste de vida en la región continúa emergiendo como una cuestión candente, dejando a trabajadores y sindicatos a la espera de ver si esta propuesta puede materializarse en una legislación efectiva.