En un reciente evento televisivo que se ha convertido en el centro de atención, Aída Nízar, conocida por su participación en «Gran Hermano», se embarcó en un reto periodístico al incorporarse como reportera en el programa «Ni que fuéramos Shhh», una propuesta novedosa que sigue la línea de «Sálvame» y se emite en el canal Ten. La misión que le fue encomendada implicaba viajar a Sanlúcar de Barrameda para investigar una polémica situación de ocupación ilegal denunciada por el conocido artista Manu Tenorio, respecto a una de sus propiedades.
La jornada para Nízar estuvo marcada por la adversidad desde el inicio, enfrentándose a la reticencia de los residentes locales, quienes la confrontaron por grabar en lo que afirmaban era una propiedad privada. Las tensiones continuaron escalando hasta el punto de que la reportera fue objeto de hostilidades, incluyendo intentos de expulsión usando agua y lejía, y enfrentándose a agresiones físicas. Sin embargo, Nízar no dejó que estos obstáculos mermaran su determinación de seguir adelante con su reportaje.
Un momento crítico se vivió durante una transmisión en directo, cuando una mujer intentó empujar a Nízar hacia el interior de un establecimiento. Fue este punto de altas tensiones y pérdida de control que llevó a María Patiño, desde el estudio, a tomar la decisión de interrumpir la emisión como precaución, tanto para garantizar la seguridad de la reportera en terreno como para cuidar la imagen del programa. Esta acción, sin embargo, no fue bien vista por Nízar, quien tras recuperar el enlace cuestionó enérgicamente el apoyo recibido por parte de su compañera y el equipo de producción.
Los esfuerzos de Nízar por mantenerse profesional y completar su tarea capturaron la atención no solo de los televidentes sino también de autoridades, lo cual culminó con la intervención de las fuerzas de seguridad que pusieron fin a la transmisión en vivo. Este suceso dejó a la reportera visiblemente afectada a nivel emocional, optando por retirarse de la atención mediática después del incidente.
Este episodio se destaca como un hito importante en la carrera de Aída Nízar, quien demostró su ferviente compromiso y resiliencia en el ámbito del periodismo televisivo, incluso frente a desafíos mayormente adversos. La situación no solo reveló los retos intrínsecos del reportaje en directo sino que también abrió un espacio para el debate sobre temas de actualidad y pública preocupación, reflexionando sobre los límites y la responsabilidad del periodismo en situaciones de conflicto y tensión social.