En un rincón pintoresco de Corral de Calatrava, Ciudad Real, se erige un gimnasio que no solo sirve como espacio para la salud y el ejercicio, sino que también se ha convertido en un emblemático punto de encuentro para la comunidad. Diseñado por el galardonado arquitecto Luis Carlos Peña, este edificio ha sido reconocido “ex aequo” en la categoría «Obra Nueva Otros Usos» durante los recientes premios de Arquitectura y Urbanismo celebrados en Cuenca.
El proyecto, que destaca por su integración única en el entorno natural circundante y su diseño adaptado a un presupuesto ajustado y un plazo de ejecución breve, ha logrado transformar un espacio olvidado y desaprovechado del complejo deportivo local en un revolucionario gimnasio municipal.
El edificio, limitado por un paisaje de campos labrados y un camino rural, aprovecha su ubicación para fomentar una simbiosis entre actividad física y naturaleza. Según Peña, la eliminación de barreras físicas tradicionales, como vallas, y la instalación de elementos naturales alrededor de la edificación, han permitido que el gimnasio respire junto al paisaje, ofreciendo vistas tranquilizadoras y una sensación de apertura raramente vista en construcciones de su tipo.
Con una estructura de 261,64 m², el gimnasio presenta dos áreas principales: una para actividades grupales y otra dedicada a la musculación y el cardio, cada una con su propia identidad pero unidas por un pequeño vestíbulo. Los materiales utilizados, como el aluminio negro y el vidrio en el exterior, contrastan con el cálido interior de madera, creando un ambiente acogedor y tranquilo.
Este proyecto no solo ha dado vida a un lugar destinado a la mejora del bienestar físico de los ciudadanos sino que también se ha establecido como un modelo de cómo la arquitectura puede y debe responder a las necesidades comunitarias y ambientales.
A pesar de los desafíos presentados por un presupuesto limitado de 120,000€ y el tiempo restringido de ejecución, el gimnasio ha sido un logro destacado, gracias a la colaboración efectiva con empresas locales y un equipo comprometido. Después de un año de operación, el feedback de los usuarios ha sido enormemente positivo, destacando cómo la estructura complementa y potencia la experiencia de los ejercicios al aire libre.
La obra, que también ha sido posible gracias al apoyo de generosas contribuciones y una visión arquitectónica sensible, es una prueba de que con poco se puede hacer mucho, especialmente cuando se trabaja con pasión y dedicación al servicio de la comunidad.