A medida que noviembre avanza y el frío se establece de manera definitiva, el huerto se convierte en un espacio lleno de posibilidades para el cultivo de diversas hortalizas que resisten las bajas temperaturas. A pesar de la creencia generalizada de que esta época del año marca una pausa en las actividades agrícolas, es un momento propicio para plantar y cosechar.
Entre las hortalizas de invierno, el ajo se destaca como uno de los cultivos más importantes. Su fácil adaptación al clima fresco y su cuidado relativamente sencillo lo convierten en una opción ideal. Se recomienda plantar los dientes en hileras, manteniendo una distancia de alrededor de diez centímetros entre ellos para asegurar su crecimiento óptimo.
Las habas son otro cultivo que brilla en el huerto de noviembre. Gracias a su resistencia al frío, plantar habas durante el otoño asegura una cosecha abundante en la primavera. Para su desarrollo saludable, es fundamental sembrarlas en suelos bien drenados, evitando el exceso de humedad que puede resultar perjudicial.
Las espinacas, por su parte, encuentran en noviembre su entorno ideal. Estas hojas verdes, que prosperan en temperaturas frescas, crecen rápidamente y son ricas en hierro y vitaminas, convirtiéndose en un alimento esencial durante los meses más fríos.
Pero noviembre no solo es un tiempo de siembra; también es una oportunidad para preparar y mejorar la calidad del suelo. Eliminar malas hierbas, enriquecer el terreno con compost o abono descompuesto y proteger el suelo de las heladas mediante el uso de una capa de mulching son actividades fundamentales para asegurar un huerto saludable.
A pesar de los desafíos que presentan las heladas, el uso de recursos como invernaderos o túneles de plástico puede proporcionar protección a las plantas más vulnerables. Esta temporada motiva a los cultivadores a ser creativos y a utilizar todos los recursos disponibles para maximizar el rendimiento del huerto.
María López, una experimentada hortelana con más de dos décadas en cultivo sostenible, enfatiza la importancia de conocer las necesidades de cada planta y estar atentos a las condiciones climáticas. Según ella, “no hay que temer a experimentar y probar nuevas variedades; cada temporada brinda la oportunidad de aprender y mejorar”.
Con una planificación adecuada, atención al suelo y un espíritu innovador, el huerto de invierno puede ser tan productivo y satisfactorio como en cualquier otra estación. Proporciona productos frescos y saludables que enriquecen nuestras mesas durante los meses más fríos.