Dormir junto a un bebé puede ser una experiencia llena de ternura y también de retos. La calidad del sueño de toda la familia es esencial para su bienestar, y existen varias recomendaciones que pueden ayudar a hacer esta etapa más llevadera.
Primero, es crucial crear un ambiente seguro y cómodo para el bebé. Los expertos sugieren que los pequeños deberían dormir en una cuna o moisés separado, pero en la misma habitación que los padres durante al menos seis meses para disminuir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. Aunque muchos padres optan por el co-sleeping por su conveniencia, es vital hacerlo con precaución.
Si decides compartir la cama, asegúrate de que el colchón sea firme y despejado de elementos que puedan afectar la respiración del bebé. Además, ambos padres deben evitar el consumo de alcohol o sedantes que puedan disminuir la atención durante el sueño.
Los patrones de sueño irregulares de los recién nacidos representan un reto adicional. Suelen dormir entre 14 y 17 horas al día en intervalos breves, lo que obliga a los padres a múltiples despertares nocturnos. Establecer una rutina, como un baño o cuento antes de dormir, puede ayudar al bebé a asociar ciertas actividades con el descanso.
La alimentación también es clave. Los bebés alimentados con leche materna requieren comidas cada 2-3 horas, mientras que con fórmula pueden dormir más tiempo. Es importante recordar que cada bebé es único y lo que sirve para uno puede no ser útil para otro.
Contar con el apoyo de otras personas es aconsejable durante las primeras semanas. Alternar noches de cuidado permite a los padres descansar mejor. Crear un ambiente propicio, con luces tenues y una temperatura adecuada, también facilita el sueño. Además, sonidos como música suave o ruido blanco pueden ser beneficiosos.
Finalmente, el autocuidado de los padres es esencial. Dormir adecuadamente y cuidar su bienestar emocional les permitirá ser más efectivos. Practicar mindfulness, tomar breves descansos y pedir ayuda a familiares o amigos son estrategias que pueden aliviar esta etapa.
La llegada de un bebé implica desafíos, pero también una felicidad incomparable. Prepararse adecuadamente para el descanso nocturno garantiza que padres e hijos disfruten de un sueño reparador.


